En
su estupenda columna de ayer (
El País), escribía el crítico
Marcos Ordóñez: "El cine, tirano y esclavo de lo concreto, se ata y nos ata a lo real, por muy maravilloso que lo real sea, mientras que el teatro permite, con una extrema economía, los más altos vuelos de la imaginación: quizás a esto se deba su eterna y actual preeminencia."
No hay comentarios:
Publicar un comentario