El atrevimiento no está reñido con la educación. En el minuto 6:08 de esta secuencia del filme
Masculino, femenino (
Godard, 1966), el chico elogia los senos de su preciosa compañera. Y ella –asombrada– sonríe con la dulzura de una niña, y baja la cabeza tímidamente, y moja los labios con la puntita de la lengua... ¡Ah, qué placer para los sentidos! ¡Qué vitalidad!
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