Disculpadme, pero yo el
don sólo se lo otorgo a quien me merece tal distinción. A quien tiene el don de la poesía, de la interpretación, de la pintura, de la magia, de la justicia... Estoy hablando de las parcelas de la ensoñación: de las ocupaciones más altas que puede alcanzar un hombre. A la hora de tratar de
don a alguien, la riqueza material le es a uno absolutamente indiferente.
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