UNA IMAGEN condensa tu retorno a Bolivia, concluidas las vacaciones invernales:
antes del amanecer te despiertas, presa del jet lag, y,
durante bastantes segundos, no tienes claro si te encuentras en tu Santiso
nativo, en Lugo o en Cochabamba. Se te hace extraño no escuchar las cariñosas
voces de tus padres, el idioma gallego. En efecto, siempre duele dejar tu
tierra, la gente a la que más quieres, el espacio en el que aprendiste a
enfrentarte al mundo; pero sabes que en Bolivia te esperan sugerentes retos profesionales,
intelectuales, artísticos y, desde luego, vitales. Aquí seguirás creciendo en
experiencias y abriendo tu mente. Además, te encuentras donde más se te valora
y se te respeta, y esa deuda será siempre impagable para ti; ahora sabes que la dignidad
de una persona se fundamenta especialmente en el deseo de integrar al
extranjero. Por todo ello, aunque ames tu
tierra, aunque conozcas el sabor de la añoranza, regresas convencido de que hoy
tu sitio está en el país latinoamericano.
Cae la tarde sobre Cochabamba, y de vuelta a casa recuerdas aquella frasede Gemma (otra emigrante europea) en la serie argentina ‘Vientos de agua’, dirigida
por Campanella: «Yo sigo ‘avanti’. ‘Avanti’ antes y ‘avanti’ siempre». Pues
eso: adelante, pero con la memoria
intacta.
Servidor, en Tarata, Cochabamba. Imagen de Julio César Ureña.
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(Publicado en El Progreso de Lugo, 14/01/2020.)
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