"Ven deprisa, corre. Y tu cuerpo va más deprisa que tus pensamientos, pero nada, ¿me oyes?, nada puede superarte."
La lectura de este verso de Paul Éluard me ha tenido inquieto toda la mañana. ¿Minucias poéticas? Uno hablaría más bien de revelaciones, de luces, de ensoñaciones, tan necesarias para anular la terrible maldición del tiempo, para combatir la tiranía de la belleza externa...
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