Se ha ido Carlos Larrañaga, actor dúctil y magnético, tantas veces desaprovechado (algunos directores alicortos sólo vieron en él un tipo resultón). Cómo olvidar su soberbia interpretación en Luz de domingo (José Luis Garci, 2007); ¡aquel alcalde es un chorro de vitriolo! Claro que para mí el mejor Larrañaga es el de El extraño viaje (1964). En aquella obra de Fernán-Gómez, el intérprete barcelonés encarna, pleno de matices, a un joven músico con dos vidas bien distintas. Un filme inolvidable. Pocas veces casaron de ese modo la comedia negra, el drama y el suspense.
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