Telecinco –ese contenedor hediondo– renuncia al cine de los fines de semana para decantarse por la crónica rosa. A juzgar por la elevada audiencia de tales programas, debemos merecernos esta televisión que ha sustituido el análisis por la vocinglería, la cita por el chismorreo, la educación por el descaro...
"No se trata de ser analfabeto, sino de sentirse orgulloso de ser analfabeto", dice –en buena lógica– Joaquín Sabina a propósito de Belén Esteban, esa personificación de la bronca perpetua.
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