El buscador de orquídeas: Una maravillosa definición de la labor del poeta, que, incluso en estos tiempos tan sombríos, no ceja en su empeño de conquistar las palabras mágicas. Y es que, como sostiene el propio Margarit, fuera de la poesía el hombre se encuentra a la intemperie. Lo dice alguien que padeció, en Cataluña, el terrible sinsentido de la posguerra franquista. ¿Quién ha dicho que no son reparadoras las palabras? Reproduzco a continuación el poema del que hablo:
EL BUSCADOR DE ORQUÍDEAS
Para el desasosiego adolescente,
en mi casa no había muchos libros.
Los de urbanismo me aburrían,
y Cataluña, pueblo desdichado
me parecía demasiado triste.
Cogí el Mein Kampf, un breve libro negro
que tomé por profundo, y comencé
por lo más sucio la literatura.
Las palabras de Hitler, tan vulgares,
eran un pozo negro.
No lo he olvidado, aunque no lo recuerdo.
Me di de bruces con la realidad.
Fue allí donde empezó la poesía,
difícil y sin falsas esperanzas.
He hecho siempre como el jabalí,
que busca y, delicado, come el bulbo,
también llamado el orquis, de la orquídea.
Joan Margarit, Casa de misericordia, 2008
Para el desasosiego adolescente,
en mi casa no había muchos libros.
Los de urbanismo me aburrían,
y Cataluña, pueblo desdichado
me parecía demasiado triste.
Cogí el Mein Kampf, un breve libro negro
que tomé por profundo, y comencé
por lo más sucio la literatura.
Las palabras de Hitler, tan vulgares,
eran un pozo negro.
No lo he olvidado, aunque no lo recuerdo.
Me di de bruces con la realidad.
Fue allí donde empezó la poesía,
difícil y sin falsas esperanzas.
He hecho siempre como el jabalí,
que busca y, delicado, come el bulbo,
también llamado el orquis, de la orquídea.
Joan Margarit, Casa de misericordia, 2008
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