Muchas veces releo esta poesía del maestro José Ángel Valente. En un texto tan sucinto, se dan cita las que acaso son las principales preocupaciones de toda persona hipersensible: los sueños, la muerte y, por supuesto, el amor, motor del poema. Además, Valente emplea magníficamente las alegorías de la luz y de la oscuridad (heredadas de la mística). Maravilloso Valente, maravilloso...
1 comentario:
¡Magnífico!
Publicar un comentario