El 10 de octubre me reencontré, en Madrid, con el querido maestro uruguayo Jorge Arbeleche. Ese día Arbeleche presentó su obra poética completa, Mito (Vitruvio), en el Ateneo; fue un acto lleno de sensualidad y, cómo no, de melodiosa entonación rioplatense.
Arbeleche tiene la habilidad para dejar —incluso al término del poema— la palabra abierta: de ese modo, surge el misterio que da fulgor a su lírica.
Arbeleche tiene la habilidad para dejar —incluso al término del poema— la palabra abierta: de ese modo, surge el misterio que da fulgor a su lírica.
A primeros de abril tuve el honor de que Arbeleche —miembro de la Academia Nacional de Letras del Uruguay y de la Real Academia Galega— presentase, en Montevideo, mi poemario Camas de hierba (Vitruvio). Guardo un fabuloso recuerdo de mi paso por la Casa de los Escritores del Uruguay —donde presenté mi libro— y por el taller literario "Ruben D'Alba" de la Casa Bertolt Brecht —donde hablé sobre mi lírica—.
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