
Pero, ¡cómo voy a perder
yo el tiempo escribiendo
para camelarte!
Mi intención única
es que, al verte pasar,
algunos de tus profesores
exclamen
(a medio camino
entre la excitación
y la pavura):
¡Ahí va Alba,
la novia de nadie!
Por HÉCTOR ACEBO (La Huella Digital, 22/11/09)
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