En la música, uno más uno no es igual a dos, por eso solo algunos compositores se complementan. Entre Mikel Erentxun y Rafael Berrio —fallecido en 2020— sí había mucha química. Al tándem donostiarra le debemos siete chispeantes canciones (‘Tu nombre en los labios’, ‘Rara vez’, ‘Versus rocanrol’, ‘A veces te quiero siempre’, ‘Veneno’, ‘Intacto’ y ‘Sé libre, sé mía’) que fueron grabadas por el exintegrante de Duncan Dhu durante el periodo 1998-2021. En casi todas esas colaboraciones, Erentxun le entregó a Berrio las maquetas con las respectivas melodías, para que este incorporara los versos. El autor de ‘Niño futuro’ (2019) reflexionó de este modo sobre su rol en el trabajo conjunto: “Un letrista tiene que ceñirse a la melodía, y cuanto más se ciña mejor. Y claro, ceñirse a la melodía puede ser complicado, sobre todo si está planteada en términos anglosajones: ahí es muy difícil meter con calzador el español, hay que tener mucho oficio”.
Afirmaba Gaudí que para hacer las cosas bien, son necesarios, por este orden, el amor y la técnica. Pues bien, la dupla vasca se
nutría no solo de la amistad, sino también de la admiración mutua. Erentxun siempre
ha encomiado la capacidad poética de Berrio, y este consideraba que su socio era
un “grandísimo melodista”. Ese sentimiento tan noble, unido a un nivel de
exigencia alto, produjo joyas como ‘Intacto’, donde los versos se ajustan
magníficamente a la evocadora melodía: “Sigue intacto cuanto amé de ti:/ el ave fénix que te anida,/ el derroche
sin medida/ de tu risa, tu perfil,/ el salto mortal de tus manos,/ tus formas
de cumbres y llanos,/ cada gesto,/ cada quiebro,/ todo cuanto amé de ti”.
Acaba de salir al mercado, con el sello de
Warner, el sugerente álbum ‘La vida que amo’, donde Mikel Erentxun, Diego
Vasallo, Quique González, Tulsa o José Ignacio Lapido rinden tributo al maestro
Berrio. El disco repasa la obra solista del rockero y su participación en las
bandas Deriva y Amor a Traición. ‘La vida que amo’ no contiene ninguna de las fascinantes
composiciones del tándem Berrio/Erentxun, pero muchos de los temas versionados (‘Simulacro’, ‘Cómo iba yo a saber’, ‘La misma mujer distinta’, ‘No
pienso bajar más al centro’…) certifican la magnitud del malogrado autor, que
hoy tendría 58 años.
Cuando no trabajaba a sueldo para otros
artistas, Berrio primero escribía las letras; y luego, las melodías: de ese
modo, no se sentía constreñido. Ya en el proceso de musicalización, alteraba
muchas veces el orden de las palabras, atendiendo a los acentos, hasta dar con
la secuencia apropiada. Inconformista, el cantautor donostiarra empleaba métricas
complejas para el rock, como los
largos versos endecasílabos: así se explica ese fraseo escarpado, tan
expresivo, que por momentos recordaba a Bob Dylan, a Rodrigo García (Cánovas,
Rodrigo, Adolfo y Guzmán), a Lou Reed, a Georges Brassens e, incluso, a los punks.
Las canciones de Rafael Berrio jamás
resultarían creíbles en la voz de un artista complaciente, y no solo por sus
hechuras abigarradas, sino también por su actitud de francotirador
existencialista. Ávido lector de Baroja, Pessoa, Cioran o Gil de Biedma, el
músico vasco denunciaba la alienación y la carencia de valores. Incluso en varios
de sus temas amorosos se percibe la decadencia de nuestro tiempo: “Yo, que he sido una crisálida indiferente hasta
ayer…/ Yo, que en el fondo he amado
siempre la rutina de los días en serie…/ Dime
tú, amor mío, cómo iba yo a saber”.
Berrio
inauguró su carrera solista, en 2010, con el lanzamiento de ‘1971’, un trabajo
de orfebrería fina. Si bien en esta fecunda etapa atrajo
a un público fiel, el maestro nunca conoció el éxito masivo; tampoco lo
buscó, pero no le faltaba razón en su lamento: “Ser autor de culto solo da para
arroz integral y vino corriente”. Sus colegas y la crítica lo veneraban; verbigracia,
Sabino Méndez, en El País (19/01/2013), destacó la atmósfera, el misterio y la
comunicación tan franca de sus canciones. Incluso el cineasta Jonás Trueba le
escribió un papel a medida en su largometraje ‘La reconquista’ (2016). Ellos saben
que Berrio era “el hijo ingobernable de la luz del sol”, como cantaba en uno de
sus temas.
(Publicado en El Progreso de Lugo, 22/10/2002).
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