Muchos críticos olvidan que el cine del primer Godard (muy tenso y fragmentario, ciertamente) está lleno de tiernas secuencias como ésta:
De hecho, una de las principales virtudes del cineasta francés es, a mi modo de ver, el saber fundir realidades aparentemente contrarias: versos refinados y frases coloquiales, reflexiones sesudas y bailes espontáneos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario