Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo

Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo.
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lunes, 30 de noviembre de 2020

A ESQUERDA

O 25 de novembro cumpríronse catro anos da morte de Fidel Castro. Dende a Bolivia na que vivo, o expresidente Evo Morales rendeu homenaxe ó que considera un dos "homes máis solidarios e de gran humanidade", afirmando que o seu legado é un exemplo de "xustiza social". En España, coincidindo coa morte do arxentino máis famoso, Izquierda Unida louvou deste xeito ó líder cubano: "Ata sempre, comandantes. Sempre Maradona. Sempre Fidel". Máis revelador resulta outro chío que publicara Alberto Garzón (coordinador federal do devandito partido e ministro de Consumo) ó morrer Castro, pois falaba dun "referente das causas dos oprimidos".

As afirmacións de Morales ou Garzón son sesgadas, xa que, por exemplo, na primeira etapa da ditadura castrista os homosexuais foron obxecto dunha teimuda persecución: centos deles acabaron en campos de traballo forzado (baixo a acusación de ser "contrarrevolucionarios"), e outros exiliáronse. "A nosa sociedade non pode dar cabida a esa dexeneración", sentenciou Castro, inchado de testosterona, en 1963.

É xusto valorar os froitos da Revolución Cubana (a aposta pola educación e a sanidade pública), e non deberiamos pasar por alto a corrosiva conspiración de EE.UU. contra a illa. Pero presentar a Castro como un garante da liberdade constitúe todo un paradoxo, pois, alén da devandita homofobia, o Estado comunista cubano, por unha banda, aínda hoxe monopoliza os medios de comunicación, aplicando unha férrea censura; e, por outra banda, ten castigado sistematicamente con penas de cárcere a cidadáns que pensaban dun xeito distinto ó establecido. Algúns deses disidentes foron ademais violentamente represaliados. O punto de inflexión da relación entre a intelectualidade mundial e a ditadura castrista marcouno o encarceramento, en 1971, do poeta, catedrático e xornalista Heberto Padilla. Este incidente provocou que máis de setenta figuras internacionais das letras (Cortázar, Sartre, Fuentes…) firmasen unha carta denunciatoria a Castro.

Se a esquerda denota progreso, un seguidor desta ideoloxía debería opoñerse —dende unha óptica comunista ou socialdemócrata— a calquera expresión totalitaria. O poeta portugués Eugénio de Andrade (homosexual, por certo) dixo nunha entrevista: "A esquerda á que pertenzo rexeitará sempre a iniquidade e todas as formas de represión: terá en conta as novas realidades, non só do home co home, senón tamén do home coas cousas; redistribuirá con man xusta non só os bens da terra, senón tamén as verdades e os poderes. A esquerda á que pertenzo saberá que unha desas verdades é o corpo, que un deses poderes é o desexo. E nunca esquecerá que o home ten dereito ó pracer". Que lonxe están desas palabras algúns abanderados da esquerda actual!

(Publicado en El Progreso de Lugo, Diario de Pontevedra e Galiciaé, 29/11/2020).

sábado, 7 de noviembre de 2020

LA POLARIZACIÓN EN BOLIVIA

Según la filósofa alemana y judía Hannah Arendt, “La política se basa en el hecho de la pluralidad de los hombres”. La esencia de la política sería, por ende, resolver las diferencias mediante el diálogo. Me temo que los dos últimos mandatarios de Bolivia no tuvieron en cuenta la enseñanza de la autora de 'La banalidad del mal'. Amparados en retóricas extremadamente polarizantes, el socialista Evo Morales y la ultraconservadora Jeanine Áñez fomentaron la división entre los bolivianos, olvidando que un gobierno representa a todo un país, no sólo a los votantes de un partido político concreto.


Comencemos hablando de Morales. Indudablemente, durante su mandato, entre 2006 y 2019, el político del MAS (Movimiento al Socialismo) le dio un giro sociocultural al país andino. Morales no sólo invirtió generosamente en programas sociales, reduciendo la pobreza extrema a la mitad, sino que también brindó un reconocimiento sin parangón a los grupos indígenas de Bolivia, oficializando, verbigracia, 34 lenguas vernáculas. En un tuit publicado el 26 de abril de 2019, Morales citaba a Mandela: “Debemos actuar en conjunto, como un pueblo unido, para lograr la reconciliación nacional y la construcción de la nación, para alentar el nacimiento de un nuevo mundo”. Pero, paradójicamente, en los últimos tiempos, el dirigente del MAS no predicó con el ejemplo del expresidente de Sudáfrica; su retórica excluyente (racismo a la inversa) caldeó el ambiente. Morales habló —y lo sigue haciendo— de “blancos sanos de las ciudades” bolivianas, refiriéndose a los políticos de esa etnia que en algún momento se aliaron con los indígenas. ¿Acaso no es una forma de supremacismo considerar enfermos (moralmente) a aquellos blancones andinos que se alejan de los postulados izquierdistas e indigenistas? En fin, durante el último gobierno de Morales, la gente de la ciudad se sintió desplazada: ‘raleada’ —me encanta el término—, como dicen coloquialmente en Cochabamba, donde vivo, o Tarija.
Por otro lado, Morales, durante su mandato, utilizó despectivamente el calificativo ‘derechista’, asociándolo con los maleantes y los fracasados. Pero el discurso de nuestro protagonista tuvo un efecto boomerang: los habitantes de las urbes protagonizaron las movilizaciones acontecidas el año pasado tras el proceso electoral truncado, en el que, según la OEA (Organización de Estados Americanos), hubo una “manipulación dolosa” e “irregularidades graves”. Como es sabido, dichas movilizaciones trajeron consigo la renuncia y el exilio de Morales.
Con respecto a Jeanine Áñez, recordemos que el 12 de noviembre de 2019, dos días después de la renuncia de Morales, la Asamblea Legislativa Plurinacional eligió por sucesión constitucional a esta presidenta interina, con el fin de ‘pacificar’ el país y administrar la transición hacia unas nuevas elecciones. Dije entonces, en un artículo, que Bolivia no se pacificará plenamente si una parte se impone sobre la otra. Pues bien, Áñez, desde el comienzo de su corto mandato, hizo todo lo contrario a apaciguar los ánimos; alentó al odio contra el MAS y, por extensión, contra muchos bolivianos (indígenas, fundamentalmente) que comparten el ideario de ese partido, al margen de que apoyen o no a Morales. ¿No debería una presidenta transitoria procurar la neutralidad política?
En enero, aprovechando el escaparate que le brindaba la presidencia (y extralimitándose, por consiguiente, en sus funciones), Áñez se posicionó como candidata a las elecciones; pero ocho meses después dio un paso atrás al ver que las encuestas la situaban en un triste cuarto lugar. Su justificación deja a las claras la visión disgregadora y elitista que tiene de Bolivia: “Hoy dejo mi candidatura a la presidencia de Bolivia para cuidar la democracia. No es un sacrificio, es un honor, porque lo hago ante el riesgo de que se divida el voto democrático entre varios candidatos y que a consecuencia de esta división el MAS acabe ganando la elección. Lo hago por la unidad de los que amamos la democracia”. Señora Áñez, la democracia está por encima de las ideologías políticas, precisamente porque, gracias a dicho sistema, podemos expresar nuestros pensamientos, nuestras convicciones, y votar a un partido u otro. Le guste o no, el MAS forma parte del tablero político; y usted utilizó su poder para cercenar la pluralidad y saciar sus intereses personales.
Ya con Áñez en el poder, durante los conflictos sociopolíticos del pasado año, en Sacaba (Cochabamba) y Senkata (La Paz), se produjeron episodios de cruenta violencia entre los seguidores del MAS y las fuerzas del orden, cuyas actuaciones represivas ya fueron tildadas entonces de “desproporcionadas” por la ONU, causando 20 muertos. La comisión legislativa que ha investigado esos hechos, acaba de desvelar que las muertes fueron ocasionadas por armas de las fuerzas del orden. Un capítulo negro que involucra al Gobierno interino. Esas actuaciones encierran, a mi modo de ver, un odio enconado a las etnias indígenas (el racismo en Bolivia sigue siendo estructural). No parece casual que, durante la primera de esas fortísimas represiones —la sucedida en Sacaba—, las Fuerzas Armadas y la Policía actuaran amparadas por un decreto presidencial que los eximía de responsabilidades penales.
Cabe resaltar también que el Gobierno de México les otorgó el derecho de asilo a siete dirigentes del MAS que, desde la renuncia de Morales, se encuentran refugiados en la embajada del país nortemaricano ubicada en La Paz. Sin embargo, el Gobierno de Áñez se negó en rotundo a conceder salvoconductos a esas autoridades masistas: una actitud, tristemente, revanchista.
El MAS ganó de forma rotunda —y sin ningún atisbo de fraude— las últimas elecciones de Bolivia. Luis Arce (ministro de Economía durante 12 de los casi 14 años que gobernó el mencionado partido político) tomará posesión de su cargo de presidente el 8 de noviembre. Su mayor reto, además de levantar económicamente a un país vapuleado por los efectos de la pandemia, es, sin duda, tender puentes entre los bolivianos, derribando prejuicios y contemplando la diversidad —Bolivia es muy plural— como una fuente de riqueza. Arce debe tratar de superar los discursos dogmáticos imperantes hasta la fecha, promovidos desde un bando u otro. Pero el MAS no ha comenzado con buen pie su nueva etapa; pese a las protestas de los senadores de otros grupos, el 27 de octubre modificó a su favor el reglamento de la Asamblea Legislativa Plurinacional, eliminando el requisito de los dos tercios para la aprobación de ciertas competencias. Así, los socialistas no necesitarán hacer consenso con las otras fuerzas políticas en once decisiones, incluyendo la ratificación de ascensos militares y policiales. Esa muestra de autoritarismo no transmite confianza, y ha provocado que algunos ciudadanos bloqueen las calles de diferentes ciudades como medida de protesta.
Para lograr la reconciliación nacional, creo que Arce debería distanciarse lo máximo posible de Morales, quien ha anunciado que retornará a Bolivia el 9 de noviembre —se encuentra exiliado en la Argentina—, después de que la justicia de su país haya anulado una orden de aprehensión en su contra por motivos de sedición y terrorismo, la cual había sido interpuesta por el Gobierno de Áñez. El discurso del expresidente —aún hoy radicalmente polarizante y revanchista— no ayuda a que cicatricen las heridas. Buena parte del pueblo boliviano no olvida el personalismo, la borrachera de poder de sus últimos años como mandatario. De hecho, la crisis sociopolítica del país andino surge cuando el entonces presidente boliviano modificó la Constitución para postularse por cuarta vez consecutiva a unos comicios, pasando por alto los resultados del referéndum del 21 de febrero de 2016, cuando un 51,30% de bolivianos rechazó que se tocase la Carta Magna. Parafraseando al Woody Allen de ‘Annie Hall’, Morales es ya un tiburón incapaz de nadar. Pero un tiburón, a fin de cuentas, que en la distancia corta podría devorar a Arce, su delfín. Tengamos en cuenta que Morales, aunque no vaya a cumplir ningún papel en el Gobierno, sigue siendo el presidente del MAS.

(Publicado en El Progreso de Lugo, 06/11/2020)

lunes, 15 de junio de 2020

UN ACTO DE FE

Según Álex Beard, experto en educación, los profesores deberían no sólo dominar su materia, sino también la ciencia del proceso cognitivo, donde la psicología de la motivación ocupa un lugar determinante. Y es que un alumno estimulado no se queda en la superficie; observa todos los matices de un problema, reflexiona e interviene.
Existen muchas dinámicas para motivar a los estudiantes. En mis clases de Expresión Oral y Corporal (materia de la licenciatura de Comunicación y Medios Digitales, que oferta Univalle), suelo proyectar varias secuencias del filme Spiderman: un nuevo universo. Un ejemplo sería aquel momento en que un timorato Miles Morales, mientras explora sus superpoderes, le pregunta a Peter Parker: “¿Cómo sabré cuando estoy listo?”. Y éste último le responde: “No lo sabrás; es un acto de fe”. Pues bien, si llevamos el agua a nuestro molino, interpretaremos ese diálogo de la siguiente manera: todo es posible si sabemos decirlo o hacerlo… y, en el ámbito de la comunicación, ‘decir’ equivale a ‘hacer’.
El pasado año, mediante esas clases motivacionales, muchos de mis alumnos fueron ganando confianza a la hora de hablar en público. Y el miedo escénico fue vencido definitivamente por bastantes muchachos cuando pusieron en práctica determinadas técnicas, como hacer que sus exposiciones giren en torno a tres o cuatro ideas principales y se concentren en ellas.
Otra técnica decisiva sería relativizar la acción; como afirma David Fischman, si observamos una mosca desde un microscopio puede parecernos un monstruo, pero si la vemos en su tamaño natural, la consideraremos un bicho insignificante. Mediante esa justa analogía, el conferencista peruano nos mentaliza de que a una exposición debemos darle sólo la relevancia que merece, ni más ni menos; ¿para qué tomarse tan a pecho 15 minutos de toda una vida?
Tras haber conseguido que los estudiantes adquiriesen templanza en la oratoria, comencé a canalizar el potencial que vi en ellos. Les hice reparar en la importancia del manejo corporal como complemento de la voz, para que, de ese modo, pudiesen expresar sin barreras las ideas y los sentimientos… y, obviamente, para que combatiesen la monotonía y persuadiesen al público.
Beard subraya que, en la psicología de la motivación, es primordial la práctica de la creación de comunidades, “porque el sentimiento de pertenencia es fundamental en el desarrollo emocional”. En ese sentido, para mí fue muy reconfortante direccionar tantos talentos durante los ensayos de un evento sociomusical, El rock: rebeldía y diversión, que se estrenó hace unos meses en Univalle. Bajo la atenta mirada de más de un centenar de asistentes, mis estudiantes desempeñaron con solvencia diferentes roles: cantante, bailarín, presentador, sonidista, trascendiendo el aula en la carrera del conocimiento. Algunas vocalistas entraron incluso en estado de catarsis.
Mis discípulos valoraron la contribución del rock a la ruptura de estereotipos sexuales; recordemos que, en los 60, las chicas aficionadas a este movimiento contracultural comenzaron a lucir habitualmente pantalones (sobre todo, jeans), una prenda que era de dominio masculino.
Realmente, el tratamiento natural de las emociones (y, en consecuencia, la tolerancia a la diversidad) es un elemento indispensable para que los alumnos se liberen de prejuicios o se sientan integrados; y así, la motivación en grupo resulta mucho más factible. Por eso en mi materia también leemos poesía –homo y heterosexual– en voz alta.
[Artículo publicado en Los Tiempos, 11/02/2020]

domingo, 14 de junio de 2020

MI FLACA

En la última clase de Expresión Oral y Corporal, con motivo de la muerte de Pau Donés, les explicaba a mis jovencísimos estudiantes que ‘La flaca’ —como ‘El lado oscuro’— es un blues-rock que puede bailarse a ritmo de chachachá.

Inevitablemente, durante esa clase virtual, regresé al verano del 97. Me vi conversando con un amiguito durante las fiestas patronales de nuestro Santiso natal: escena nocturna en plano medio. “¿Has escuchado la canción del anuncio del disco ‘Carácter latino’?”. “Sí, es buenísima. ¿Quién la canta?”. “No sé, pero creo que se titula ‘La flaca’… Me recuerda a Juan Perro”.


Lo cierto es que —subyugado— tardé pocos días en comprarme el mencionado recopilatorio colectivo, detrás del cual estaba la marca de cigarrillos Ducados; y, en los estertores del verano, adquirí también el entonces único disco del grupo liderado por Pau Donés, Jarabe de Palo, al que daba título precisamente el tema ‘La flaca’. Con sólo 9 años, yo ya era un enfermo de la música, y este arte me condujo a la poesía. Del primer éxito de Jarabe de Palo, diría que me impresionó la ajustada mezcla de sabores: lo coloquial y lo sofisticado, la punzante añoranza y la tórrida sensualidad…

En ‘La flaca’, Pau Donés cantó —metafóricamente— a un “coral negro de La Habana”, con “dos soles” en la cara “que, sin palabras, hablan”. Más de veinte años después, yo sigo buscando a la Flaca. Pero no hablo de una chica en particular, sino de la belleza en todas sus formas: pasión, misterio, aventura, verdad, conocimiento…

Si no me hubiera adentrado en la poesía y en la música a una edad tan temprana, sería alguien distinto, porque, inevitablemente, las artes modelan nuestro carácter. Tal vez ni siquiera hubiera emigrado a Bolivia… Pero las letras, las melodías, las armonías y los ritmos me impulsaron a escoger siempre el camino menos transitado.


[Artículo publicado en El Progreso de Lugo, 12/06/2020]

lunes, 27 de enero de 2020

HOLLYWOOD


—¿Sabes qué significa, etimológicamente, "Hollywood"? —La verdad es que no... —"Acebedo", o sea, "bosque de acebos". El acebo es un arbusto o pequeño árbol. —¡Se ve que usted siempre ha estado ligado al cine!
(Risas.) ¡Eso parece!

sábado, 25 de enero de 2020

miércoles, 15 de enero de 2020

EL RETORNO

UNA IMAGEN condensa tu retorno a Bolivia, concluidas las vacaciones invernales: antes del amanecer te despiertas, presa del jet lag, y, durante bastantes segundos, no tienes claro si te encuentras en tu Santiso nativo, en Lugo o en Cochabamba. Se te hace extraño no escuchar las cariñosas voces de tus padres, el idioma gallego. En efecto, siempre duele dejar tu tierra, la gente a la que más quieres, el espacio en el que aprendiste a enfrentarte al mundo; pero sabes que en Bolivia te esperan sugerentes retos profesionales, intelectuales, artísticos y, desde luego, vitales. Aquí seguirás creciendo en experiencias y abriendo tu mente. Además, te encuentras donde más se te valora y se te respeta, y esa deuda será siempre impagable para ti; ahora sabes que la dignidad de una persona se fundamenta especialmente en el deseo de integrar al extranjero. Por todo ello, aunque ames tu tierra, aunque conozcas el sabor de la añoranza, regresas convencido de que hoy tu sitio está en el país latinoamericano.

Cae la tarde sobre Cochabamba, y de vuelta a casa recuerdas aquella frasede Gemma (otra emigrante europea) en la serie argentina ‘Vientos de agua’, dirigida por Campanella: «Yo sigo ‘avanti’. ‘Avanti’ antes y ‘avanti’ siempre». Pues eso: adelante, pero con la memoria intacta.

Servidor, en Tarata, Cochabamba. Imagen de Julio César Ureña.

                   (Publicado en El Progreso de Lugo, 14/01/2020.)

jueves, 2 de enero de 2020

ARTISTA

El artista se distingue del artesano por su visión poliédrica, por su capacidad para utilizar varias miradas en un mismo concepto o argumento.