Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo

Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo.
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jueves, 30 de agosto de 2012

Adiós a Carlos Larrañaga

Se ha ido Carlos Larrañaga, actor dúctil y magnético, tantas veces desaprovechado (algunos directores alicortos sólo vieron en él un tipo resultón). Cómo olvidar su soberbia interpretación en Luz de domingo (José Luis Garci, 2007); ¡aquel alcalde es un chorro de vitriolo! Claro que para mí el mejor Larrañaga es el de El extraño viaje (1964). En aquella obra de Fernán-Gómez, el intérprete barcelonés encarna, pleno de matices, a un joven músico con dos vidas bien distintas. Un filme inolvidable. Pocas veces casaron de ese modo la comedia negra, el drama y el suspense.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Margarit y Balthus: poesía y pintura


RETRAT D’UNA NENA
(Balthus: ‘Thérèse’, 1938. Metropolitan Museum, New York)

El vell s’atura enfront del quadre i mira
les cames nues, una damunt l’altra,
i l’experimentat rostre infantil.
Deixant-se caure en la cadira, ella
no mostra ni l’inici d’un somriure.
En la mirada d’ell, desig i còlera,
submissió i tortura per aquesta
sensual, femenina indiferència.

L’home sent que la pell rosada i nua
de dintre de la cuixa el pot salvar.
Algun conte infantil s’està cremant
davant seu a l’esquerra, com un toll
verinós cap al qual la nena mira
per no mirar-lo a ell, horroritzat
per la maternitat i la luxúria.
***
RETRATO DE UNA NIÑA
(Balthus: ‘Thérèse’, 1938. Metropolitan Museum, New York)

Parado frente al cuadro, el viejo mira,

una sobre la otra, estas piernas desnudas
y este rostro infantil de la experiencia.
Abandonándose en la silla, ella
no muestra ni un indicio de sonrisa.
El hombre siente que, desnudo y rosa,
puede salvarle el interior del muslo.
Algún cuento infantil se está quemando
frente a él, a la izquierda, como un charco
venenoso hacia el cual la niña mira
por no mirarle a él, horrorizado
por la maternidad y la lujuria.

Joan Margarit, Casa de misericordia, 2007

 Thérèse (Balthus, 1938)

lunes, 27 de agosto de 2012

Fino, mi cartero

Hace unos días conocí a dos lectores de mi obra periodística: Rogelio y Araceli. Este matrimonio tan agradable quiso que un amigo en común nos presentase en Santiso, de donde somos nativos Araceli y yo. Esta señora, una de las sobrinas de Fino Valea —quien fuera cartero de nuestro pueblo durante muchos años—, me preguntó si recordaba a su tío.

—Como non me vou acordar de el! Eu tiña muito trato con Fino![1] —le dije a Araceli.

Y volviendo a casa, a la hora de los murciélagos, me invadió una memoria melancólica…


Fino es, sin duda alguna, uno de los personajes más entrañables de mi infancia. Lacónico, poco amigo de los bullicios y de las prisas, recorría medio Santiso con una bicicleta Orbea, por eso su estampa, en mi magín, está en movimiento. Sí, quizás haya olvidado algunos de los gestos de Fino, que enfermó siendo yo un rapacete y murió hace ya unos años, pero puedo recordar perfectamente su templada cadencia viajando… Aquel bondadoso hombre andaba del mismo modo que hablaba.

En las fechas navideñas, su oficio de cartero le permitía cumplir los caprichos de sus nueve o diez niños más queridos, entre los cuales yo me contaba. Efectivamente, por aquellas calendas aún creíamos en los Reyes Magos, y, con sumo cuidado, depositábamos nuestras cartas en el buzón de la oficina de correos municipal. En su oficina. Nunca se lo pregunté a Fino —que en paz descanse—, ni tampoco a su hija Amparín —amiga mía—, pero doy por hecho que él leía con atención nuestras cartas dirigidas a los Magos de Oriente. Sólo así se explica su acierto en la elección de los juguetes. Pues aunque el gusto de los pequeñuelos no difiere en demasía, uno siempre tuvo —créanme— sus rarezas… Como el propio Fino.

Ver a mi amigo Fino ejerciendo de mensajero de los Reyes Magos era como adentrarse en un cuento. Emprendía su mágico itinerario —que le llevaba desde As Veigas de Riba hasta O Chao, pasando por A Torre y Regada— con un saco al hombro. Un gran saco lleno de juguetes. Al final del trayecto, sin dejar de tomarse en serio su trabajo, Fino irrumpía en mi casa gritando:

—A ver, onde vai ese neno?[2]

Entonces, yo, alborozado, acudía a su llamada, y me olvidaba de las fronteras que sólo unos pocos —los más brutos— conquistaban en el campo del colegio.

¡Cómo no voy a recordar con cariño los selectos regalos de mi cartero! Sólo una vez este Fino me decepcionó un poquito. Debía de tener yo unos 7 años, que a esa edad empecé a alimentar mi afición musical… Resulta que había pedido a los Reyes Magos una compilación, en forma de casete, de mis canciones preferidas. De hecho, si mal no recuerdo, en la carta anoté los títulos de todos aquellos temas. Es comprensible que Fino no llegara a satisfacer mi deseo: dudo mucho que alguna discográfica recopilase, en un mismo volumen, las canciones que uno demandaba. Quizás esa obra se podría haber elaborado artesanalmente, partiendo, por ejemplo, de grabaciones radiofónicas, pero el tiempo apremiaba… Estoy hablando de principios de los 90, cuando Internet aún estaba en pañales.

Me gustaría tener aquí a mi amigo Fino para preguntarle si recuerda aquella anécdota musical… Yo recuerdo con nitidez una petición musical suya que no me resisto a dejar en el tintero. Mi madre, cuando era la locutora de la radio local, ponía mucho empeño en potenciar la interacción con el público, que podía solicitar —en directo y vía telefónica— la escucha de algún tema. Una tarde primaveral mi amigo Fino marcó, entusiasmado, el número de Radio San Tirso y pidió “Eres tú”, la emblemática canción de Mocedades. Se despidió rápidamente, no sólo porque fuera parco en palabras, sino porque quería escuchar lo más pronto posible —creo yo— aquella pieza que le fascinaba. Curiosamente, estoy hablando de la misma época —año arriba, año abajo— en que yo pedí a Sus Majestades de Oriente la utópica cinta musical. Por cierto, uno no llegó a incluir “Eres tú” en aquella lista de canciones. Me gustaría tener aquí al cartero —repito— para preguntarle si recuerda mis deseos musicales… Apuesto a que este Fino —ajeno a las modas, fiel a sus pasiones— me diría:

Como che iban regalar os Reis de Oriente, sendo magos, unha cinta que non incluíse aquela máxica canción? Tería sido pouco serio[3]




H. A.

[1] —¡Cómo no me voy a acordar de él! ¡Yo tenía mucho trato con Fino!
[2] —A ver, ¿dónde va ese niño?
[3] —¿Cómo te iban a regalar los Reyes de Oriente, siendo magos, una cinta que no incluyese aquella mágica canción? Hubiera sido poco serio…

domingo, 26 de agosto de 2012

Pombo, Franco y la democracia

Álvaro Pombo (literato y dirigente de UPyD, esto es, Unión Progreso y Democracia) reivindica a Franco. Y uno se pregunta: ¿qué significado tendrá para Pombo la última sigla de su partido?

Mercè Pons


Me he acordado últimamente de Mercè Pons, esa actriz tocada por la brisa del Mediterráneo. ¡Dulce Mercè!

jueves, 23 de agosto de 2012

Otro baile



Algún día relataré la misteriosa relación que tengo con "Telegraph", la canción del grupo ochentero OMD (o, lo que es lo mismo, Maniobras Orquestales en la Oscuridad). Una tarde vi cómo una bella muchacha bailaba este tema tan entusiasta, y desde entonces no ha habido un solo día que no sintiese la obligación de escucharlo... Me propuse recrear, en cada escucha, todos los movimientos de la chica. La pizpireta voz de McCluskey (el cantante de OMD) casa muy bien con aquellas piernas femeninas. Ya no sé si la vi o la imaginé... ¡Fue una visión extática! Ya no sé...

miércoles, 22 de agosto de 2012

Esther Prieto: "La literatura del Eo-Navia se ha hecho mayor de edad en los últimos 10 años"

"Hay bastante referentes de escritores en fala, pero al primero que habría que nombrar es a Manuel Galano"


Vegadeo, Héctor ACEBO

La poetisa Esther Prieto (Pamplona, 1960) se encarga, desde hace casi un lustro, de las tareas de dirección de la conocida editorial ovetense Trabe. Este verano Prieto ha visitado dos veces la comarca del Eo-Navia  para presentar, en San Tirso de Abres y en Vegadeo, Algunhas maos, el primer poemario de la maestra veigueña Belén Rico Prieto.

-Trabe se dedica esencialmente a la edición de libros en asturiano. Sin embargo, desde hace unos años, apuesta también por el gallego escrito en el Eo-Navia.
-Creo que sensibilidad hacia la fala, gallego-asturiano o gallego a secas, la hubo siempre… Pero antes no había originales. Ya en 2006 se editó “Unde letras falan”, una antología de la poesía en gallego-asturiano que recoge textos de 1891 a 2006 y que corrió a cargo de Xosé Miguel Suárez Fernandez, “Tapia”. Después ya nos empezaron a llegar autores jóvenes con sus manuscritos y comenzamos a sacar con cierta regularidad libros escritos en gallego.

-¿El nuevo rumbo editorial les ayuda a expandir sus libros por la comunidad gallega?
-Aún no hay nada en concreto, pero sí que estamos mirando la posibilidad de trabajar conjuntamente con algunas distribuidoras vecinas, para que los libros escritos en el Eo-Navia tengan entrada también en Galicia. Creemos que es lo normal, ya que los cambios gráficos o, incluso, léxicos que puede haber son tan pequeños que cualquier gallego los entiende. Además, el potencial público lector allí es mayor.

-Ha dicho que tienen pensado modificar las bases de sus concursos literarios, los cuales hasta ahora sólo están abiertos a quienes emplean el bable como vehículo expresivo.
-Sí, este año no pudo ser: ya está convocado el Montesín de Lliteratura Xuvenil. Pero de cara al próximo año, que toca el Narraciones Trabe, sí que pensamos en sumar el gallego al asturiano.

-¿Cuál es la salud de la literatura del Eo-Navia?
-Nos parece que en estos últimos ocho o diez años la literatura del Eo-Navia ha alcanzado la mayoría de edad: hay más autores y éstos tienen una calidad incuestionable, es decir, escriben, en la fala, literatura universal. Y eso es lo que importa; la lengua en la que se escriba es lo de menos.

-¿Quiénes cree que son los principales referentes literarios del extremo occidental asturiano?
-Hay bastantes, pero quizás por su trabajo prolongado durante tantos años y en tiempos difíciles, al primero que habría que nombrar es a Galano, padre literario y maestro de muchos escritores, que supo llevar la fala con dignidad a la literatura con mayúsculas, aunque posiblemente no entraba en sus cálculos alargar su sombra sobre nuevas generaciones. Está también “Tapia”, que siempre luchó por el reconocimiento del gallego-asturiano como una lengua más de Asturias. Después están aquellos escritores más nuevos (no necesariamente por edad, sino por sus inicios tardíos en la publicación): Aurora García Rivas, Marisa López Diz, María Xosé Fraga, Belén Rico Prieto, Miguel Rodríguez Monteavaro (éste sí que más nuevo por ser muy joven)…

-¿Qué recuerdos guarda de sus visitas a Vegadeo y a San Tirso?
-Hacía varios años que no venía por esta zona. Hace dos décadas anduve mucho por estas tierras, y, la verdad, el recuerdo que tengo de entonces y de ahora es de sentir envidia. Envidia por ver cómo conserváis vuestra lengua sin complejos, no como los que somos hablantes de asturiano, que aún estamos debatiéndonos entre la “modernidad y la madreña”.

-Aparte de su labor como editora, ha cultivado la narración, pero se le conoce principalmente como poetisa. ¿Es la lírica su principal vocación?
-Bueno, ahora mismo no sé muy bien cuál es mi vocación… Estoy volcada en la editorial y resulta difícil conjugar el trabajo en ella con la escritura. En cualquier caso, siempre me sentí más poeta que narradora.

-¿Prepara algún libro propio?
-Como digo, resulta difícil crear poemas o narrativa propia cuando te pasas el día escribiendo informes sobre otras obras, creando solapas para obras de otra gente… No, no preparo ningún libro; algún poema va cayendo, pero pocos. Tengo la cabeza llena de palabras, pero ninguna es mía. Además, yo siempre he sido de creación muy lenta.

(La Nueva España, 22/08/2012)

Mi entrevista con la poetisa y editora Esther Prieto

Hoy, en el diario La Nueva España (edición de Occidente), se ha publicado mi entrevista con Esther Prieto, poetisa y directora de la editorial ovetense Trabe. La entrevista aparece impresa, no en la edición digital del periódico.

lunes, 20 de agosto de 2012

Un reportaje sobre la despedida de la Semana Cultural de Santiso

Hoy se ha publicado, en el suplemento "Verano" del diario asturiano La Nueva España, un pequeño reportaje mío sobre la despedida de la XXIV Semana Cultural de mi Santiso nativo. Para leer el artículo, titulado "Tradición a la verano del Eo", pincha aquí.

jueves, 9 de agosto de 2012

Unha fermosa ruta


Acabo de chegar á casa. Hoxe fixen, en boa compañía, unha ruta fermosa: Santiso, Os Ozcos, A Fonsagrada, Taramunde (na imaxe). Un país de montes...

martes, 7 de agosto de 2012

Belén Rico Prieto presenta o seu poemario 'Algunhas maos' na Veiga

Anímovos a que mañá, mércores, asistades á presentación do poemario Algunhas maos, da miña amiga Belén Rico Prieto. O acto, que terá lugar na Casa de Cultura da Veiga ás 8 da tarde, está organizado por "Polavila". Esta asociación tamén se encargou de organizar o pasado verán a presentación de Camas de hierba (o libro de meu) no mesmo concello asturiano. 
 

viernes, 3 de agosto de 2012

Gerardo Diego, en una isla

TÚ TE LLAMABAS ISLA

Tú te llamabas Isla, Elisa, Elsa.
Yo me llamaba, ¿me llamaba yo?
Yo no tenía nombre. No. Yo no
me llamaba. Y tú me preguntabas,
me preguntabas siempre. Y yo estuve
por decirte: me llamo Cisne, Nube,
Melibeo, Calixto, Elosabad,
Islamey, Lohengrin, Ulises, Cero.
¿Còmo me llamo? ¿Y tú me lo preguntas?
Me llamaré, me llamarás Tequiero.
Pero tú preguntabas, preguntabas.
Y otra vez era tu segundo sueño.

Gerardo Diego, Canciones a Violante, 1959
 
                      Fotograma de Pierrot le fou (Jean-Luc Godard, 1965)

jueves, 2 de agosto de 2012

"Estaba en un cajón": Un poema de Kavafis

ESTABA EN UN CAJÓN

Quizá estuviera mejor colgada en una pared.

Pero se ha estropeado tanto tiempo en el cajón.

No la pondré en un cuadro.

Debo conservarla con mucho cuidado.

Qué labios, qué rostro —
ah si volviese a tenerlos aunque fuese
sólo un día, sólo por una hora.

No quiero verla en un cuadro.

Sufriría de contemplarla tan estropeada.

Y aunque no estuviese estropeada
qué angustia estar pendiente de que una palabra
o el tono de mi voz me traicionase
— jamás me lo perdonaría.

(Konstantino Kavafis)