Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo

Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo.
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miércoles, 30 de mayo de 2007

¡Periodistas!


Os dejo un enlace que no tiene desperdicio: http://www.youtube.com/watch?v=ax4HOVdC1Q4&;

¿Y algunos se atreven a considerar periodistas a Patiño y compañía? Nos quejábamos de la propuesta "Yo periodista" de El País, pero ésta ofrece mucha más credibilidad que la mayoría de programas del corazón. Me explico: en "Yo periodista" es necesario registrase para intentar que los usuarios se hagan responsables de la veracidad de la materia que envían (se les pide el número de teléfono o la dirección de correo para que aporten pruebas a la hora de considerar como noticia sus escritos), pero... ¿dentro estos tomates hay algún gusano que vigile a Patiño y compañía?
Al contrario que la propuesta de El País (que exige unos requisitos vigilados o reforzados por los periodistas del medio), no hay veracidad en estos programas y se atenta, como todos sabéis, contra el honor de muchísimas personas. ¿Merecen respeto este tipo de programas? No era mi intención, en principio, comparar a los "tomates" con "Yo periodista", pero me gustaría que reflexionásemos ante la evidencia: la credibilidad que nos ofrecen personas de la calle que intentan aportar su granito de arena frente a la desfachatez de personas que se consideran... ¡periodistas!
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Imagen: EDVARD MUNCH, El grito

sábado, 26 de mayo de 2007

Entender la literatura (II)


Teniendo en cuenta que es prácticamente imposible analizar, en menos de veinte minutos, la poesía de los últimos treinta años, me veo en la obligación de decir que María del Pilar Palomo hizo la mejor intervención de la jornada poética del mes pasado. Fue ella quien halló los parecidos (esto es, los códigos comunes) entre poetas de distintas generaciones.

Las generaciones –siempre lo he dicho– no son más que inventos de los críticos para analizar, a partir de una lista de determinados autores, las ideas de una época. Así pues, en el comentario de la obra de L. Pirandello, Así es (si así os parece) ya escribí lo siguiente:

(...) tanta palabra sólo pretendía justificar el hallazgo, por cierto, sorpresivo, de que los géneros literarios, al igual que la Verdad, son inútiles: sólo sirven para los críticos. En uno de sus internamientos manicomiales, Antonin Artaud clamaba: “¡Que me digan a qué genero pertenece la Divina Comedia! ¡Que me lo digan!...” El éxito de Así es (si así os parece) quizá resida en que es, ante todo, una rica coctelera. Así pues, a la hora de catalogar la obra, tan sólo podemos afirmar, en palabras del propio autor, que es una “farsa filosófica”. Farsa porque aborda de forma irónica el problema existencialista de la verdad. Ese equilibrio entre el drama de lo desconocido y la comedia de la curiosidad es difícil de conseguir, ya que camina sobre una línea muy fina que puede caer hacia uno o hacia otro, pero la puesta en escena se encuentra bastante lograda.

Ésta es no es otra que la conclusión a la que llegó María del Pilar Palomo: lo que hace rico a un escritor de cualquier escuela es la combinación, por eso nunca debemos caer en el craso error de desdeñar lecturas de épocas pasadas. Es por eso que los "Novísimos" se acercaban al lenguaje de los medios de comunicación o de la cultura pop desde una perspectiva surrealista. Sería algo así como combinar un poema de Mallarmé con un cuadro de Andy Warhol. Y en todos los poetas de la década de los 70 latía (y aquí se confirma la idea de María del Pilar Palomo) la combinación de los versos de Aleixandre y Baudelaire.

Eso sí, nosotros no debemos ni podemos cambiar los nombres de la Historia -es esto precisamente por lo que me ha indignado-, todo está escrito ya, sólo nos queda -que ya es bastante- buscar el significado oculto, reiventar, como María del Pilar Palomo, significados comunes. Pero esto, claro está, no debe conducirnos, ni por asomo, a incluir a M. Hernández en la Generación del 27 o a considerar a Luis Alberto de Cuenca como uno de los nueve Novísimos. No creo que a los propios integrantes o a Castellet -el antólogo de Nueve novísimos poetas españoles, y, por tanto, uno de los padres de la Historia reciente- les hiciese demasiada gracia escuchar algunas de las afirmaciones de la jornada poética...

Como ya he dicho en alguna ocasión, la literatura debe conducirnos a la disidencia porque cada lector sueña mundos distintos. Pero para vivir el presente hay que conocer y entender el pasado en todas sus vertientes y explicar (esto enlaza, en efecto, con lo explicado en el párrafo anterior) todas las escuelas o generaciones. Lo que pretendo es dar a conocer la Historia (con todos sus nombres, sin la inclusión de otros ajenos) a la muchedumbre, lo cual no se cumplió, como hemos podido comprobar, en la jornada poética del mes pasado.

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Imagen: GIORGIO DE CHIRICO, Baños misteriosos. Fuga hacia el mar, 1968

lunes, 21 de mayo de 2007

Estallido


Me ha llamado la atención el tono lírico de la prosa de Ignacio Agustí, muy influenciado en todo momento por García Lorca. Son acertadas las descripciones, quizás demasiado sobrecargadas de retoricismo en determinadas ocasiones -no olvidemos que no es lo mismo escribir prosa que teatro o poesía-, como cuando Agustí plasma casi al final de Mariona Rebull (1944) símbolos tan lorquianos como el cuchillo y la luna, totalmente prescindibles, bajo mi punto de vista, en esta novela. No obstante, estamos ante una obra bien escrita y amena que nos ayuda a entender nuestra literatura de posguerra.

En el foro de Movimientos Literarios, una chica decía que le había dejado mal sabor de boca el final de Mariona Rebull porque "se desarrolla estrepitosamente, como si se quisiera poner un fin si más"... Si no me traiciona la memoria, T. S. Eliot escribió algo así: "Y así se acaba el mundo: no con un estallido, sino con un sollozo" ("...not with a bang but with a whimper"). Pero Ezra Pound le contestó con el siguiente verso: "Y así es como se acaba el mundo: con un estallido, no con un sollozo" ("...with a bang, not with a whimper"). Quizás I. Agustí pretendía que el "estallido" pusiese fin al "sollozo" de Mariona. Sea lo que fuere, con este ejemplo creo que queda plasmado el valor de la disidencia en la literatura. Y que no pare de dar vueltas y vueltas la "noria" de la que habla Manuel Rivas.
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Imagen: KLIMT, Anticipation, 1905

domingo, 20 de mayo de 2007

El oficio de poeta


CÉSAR VALLEJO (1892-1938)

Considerando en frío, imparcialmente
Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Comprendiendo

que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...

le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...

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Imagen: CONRAD FELIXMÜLLER, La muerte del poeta Walter Rheiner, 1925

viernes, 18 de mayo de 2007

Long way home



De las últimas novedades musicales que he escuchado, lo único que me ha sorprendido es el último trabajo del gran Tom Waits, Orphans (brawlers, bawlers & bastards). Es un disco triple en el que se incluyen rarezas, versiones, canciones inéditas... El segundo volumen raya, a mi parecer, la perfección: canciones desnudas, con ese aire cabaretero -que tanto ha influenciado a Bunbury- de antaño... En fin, estamos escuchando, por qué no decirlo, canciones populares que perdurarán por los siglos de los siglos. De nada sirve afirmar que muchas de ellas son versiones: el sello que imprime Waits en cada nota y en cada verso es singular. La voz desgarrada ayuda a que nos metamos en la piel de un hombre que lo ha vivido todo: demos gracias a Tom por ser testigos de sus sentimientos.

Entre todas las canciones, he escogido una (del segundo disco, por supuesto) titulada Long way home. Cada vez que la escucho me dejo llevar por el rumor de las olas y descubro paraísos sin nombre. ¿Se le puede pedir algo más al arte? "Come with me, together we can take the long way home". Espero que la disfrutéis.

martes, 15 de mayo de 2007

Erotización

"La poesía es la erotización del lenguaje" (Octavio Paz)
ÁLVARO MUTIS (1923),

Hija eres de los Lágidas


Hija eres de los Lágidas.
Lo proclaman la submarina definición de tu rostro,
tu piel salpicada por el mar en las escolleras,
tu andar por la alcoba
llevando la desnudez como un manto que te fuera debido.
En tus manos también está esa señal de poder,
ese aire que las sirve y obedece
cuando defines las cosas
y les indicas su lugar en el mundo.
En un recodo de los años,
de nuevo, intacto,
sin haber rozado siquiera
las arenas del tiempo,
ese aroma que escoltaba tu juventud
y te señalaba ya como auténtica heredera
del linaje de los Lágidas.
Me pregunto cómo has hecho
para vencer el cotidiano uso
del tiempo y de la muerte.
Tal vez éste sea el signo cierto
de tu origen, de tu condición de heredera
del fugaz Reino del Delta.
Cuando mis brazos se alcen
para recibir a la muerte
tú estarás allí, de nuevo, intacta,
haciendo más fácil el tránsito,
porque así serás siempre,
porque hija eres del linaje de los Lágidas.
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Imagen: GUSTAVE KLIMT, Danae

lunes, 14 de mayo de 2007

Opiniónamos


Voy a hablaros de un artículo muy interesante de Juan Goytisolo. El autor de Makbara critica el mercantilismo que, desgraciadamente, contamina a la literatura hoy. La critica de nuestros días, en vez de descodificar una novela, como muchas veces no la han leído se basan en juicios que tienen que ver más con la amistad que con la propia obra. Esto también lo explica Félix Rebollo en Periodismo y Literatura hoy. Es una pena que la crítica no se tome en serio el valor de la literatura, pues con sus comentarios se configura la Historia de nuestros días. Por otra parte, Goytisolo también se lamenta a la hora de pensar en el valor que se da a lo material -los premios- por encima del arte. La mayoría de estos premios, como dice el autor, se entregan a personas que no se salen del canon de conducta que establece el poder. Los autores "aislados, retraídos y ariscos", como es el caso de Juan Goytisolo o de Leopoldo María Panero, no suelen tener el honor de recibir demasiados elogios o medallas por parte de los jurados. Y es que no interesan los "otros", ya que pueden cuestionar las ideas de los que mandan. Seamos nosotros mismos y exclamemos con Solón: "Aprende a gobernarte a ti mismo antes que gobernar a los demás". Y sigamos los sabios consejos de Goytisolo: leamos a Larra, a Cernuda o a Clarín.



JUAN GOYTISOLO,

Opiniónamos


EL PAÍS - 9/4/1996



La endeblez real de la literatura se disfraza a menudo entre nosotros, como en Francia, con el ajetreo y oropeles de la vida literaria. El ritmo vertiginoso de las presentaciones, coloquios y charlas justifica en verdad el madrileñísimo nombre de Movida. El público puede disfrutar a diario de la presencia de ídolos mediáticos, ganadores de premios, promotores histriónicos de sus propios productos e incluso, más espaciadamente, de autores aislados, retraídos y ariscos como es el caso de José Angel Valente o el mío. Entrada gratuita, lleno asegurado. Una pregunta quema no obstante los labios: ¿aumenta esto el nivel de la literatura?
Los fuegos fatuos del pantano o camposanto no se reducen a ínsulas tan exquisitas. Quienes no pueden correr de acto en acto, presentar y ser presentados, acaparar espacios televisivos, reiterar discursos fiambres, apuntarse a todas, cultivar obsesivamente su imagen retocada e invertir en ello unos dones artísticos de los que adolecen desdichadamente sus libros, disponen además de la posibilidad de dispersar a través de las ondas el rocío odorante de su palabra. En el recogimiento y sosiego de unos estudios insonorizados, propicios al rigor conceptual y la germinación de ideas, los tertulianos opinan a sus anchas de lo divino y humano, piropean o atacan, lanzan sus flechas o cubren de flores a amigos y enemigos. Estrategias de matrero jugador de ajedrez se combinan con mañas de florentino arribismo y rústica visceralidad. Hay Catedráticos de Tertulia, Críticos de Tertulia, Filósofos de Tertulia, Poetas de Tertulia y Tertulianos químicamente puros, cuya razón de ser, elevada a imperativo categórico, es la opinionitis. Los opiniónamos gozan de la portentosa facultad de poder ensalzar o destruir una obra sin haberla leído: cuanto tocan se convierte en materia opinable en virtud de una mirífica ciencia infusa. Las ondas radiales nos ponen así en contacto con una asamblea de doctos, expertos en todas las ciencias y artes que, desde los rubores del alba a los dudosos términos del día - e incluso de sobrecena -, nos deslumbran con su sabiduría y conocimientos, hondura de análisis y argumentación florida.
Otra particularidad nuestra: en ningún país del mundo existen tantos y tan bien dotados premios como en el Estado de las Autonomías (al extremo de que resulta difícil dar con un autor hábil y de reiterativo discurso que no acumule media docena de ellos). Dejando de lado los privados y sus naturales y distintos criterios de rentabilidad, advertiremos que la intervención del Estado en tal lotería, en vez de paliar las inevitables desigualdades creadas por las leyes del mercado entre el texto literario y el producto editorial -por ceñirnos ahora al caso de la novela-, actúa en función de criterios gremiales y se somete al "fiero sufragio universal" (Menéndez Pelayo dixit) de los defensores de lo establecido.
En lo que toca a los autores españoles, cualquiera que fuere su especialidad, el valor de la obra no cuenta sino a medias: importa más la fidelidad del galardonado a la escala de valores consensuada por los jefes de la tribu, la "destreza social externa" de la que habla Cernuda, el nadar conforme a la dirección de la corriente, el halago a las figuras y figurones que tienen la sartén por el mango a la hora de distribuir lauros y larguezas.
¿Por qué fue olvidado hasta su postrimería la "excéntrica" pero admirable labor de Julio Caro Baroja y se coronó la obra de críticos, poetas y novelistas menores o anodinos? La ingente empresa, solitaria y tenaz de un Márquez Villanueva, ¿no merece cervantes aun desvalorizados por su frecuente mal uso?
Releamos a Blanco White, Clarín y Cernuda y encontraremos la llave de muchos enigmas. Como decía Larra a la España de su tiempo, "¡para usted no pasan días!". Para la nuestra, tampoco. Resignémonos pues: somos nosotros los que pasamos.

Expresionismo


GOTTFRIED BENN (1886-1956)


Cariátide

¡Sustráete a la piedra! ¡Haz estallar
la cavidad que te subyuga! ¡Corre hacia
el río! Búrlate de la moldura.
Mira: entre la barba del sileno ebrio,
de su sangre eterna y excesivamente tumultuosa,
única, sonora, resonante,
el vino chorrea en su vergüenza.

Escupe la pasión de las columnas; manos
golpeadas a muerte, ancianas, las hacían estremecer
contra un cielo funesto. Derriba
los templos ante el deseo de tu rodilla,
que solicita danza.

Despliégate, marchítate, oh, desangra
tu blando arríate de grandes heridas.
Mira: Venus con sus palomas se hace un cinturón
de rosas en torno a la puerta de amor de las caderas.

Mira el último hálito azul de este verano
sobre mares de amelos corriendo hacia las lejanas
márgenes, pardas como árboles. Mira
amaneciendo esta última hora de dicha y de mentiras
de nuestra condición meridional
arqueada hacia lo alto.
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Imagen: OTTO MUELLER, Tres desnudos en el bosque, 1911

domingo, 13 de mayo de 2007

La novela inacabada de Austen


La novela inacabada
que mi sueño terminó
no era de un rey ni de un hada,
que era de quién no soy yo.

Fuera de lo que decía,
decía yo quién no era…
Primavera florecía
sin que hubiese primavera.

Del sueño que vivo es mito,
perdido para salvarlo…
¿Quién me arrancó aquel escrito
que quise sin acabarlo?


Estos versos del primer Pessoa podrían resumir el valor de las grandes obras literarias. Y es que, como se apuntaba en otra parte del debate, la literatura es arte, y, por ende, debe ser algo más que un simple entretenimiento. Así pues, las “fábulas de fuentes” –en expresión de Jorge Guillén– deben mostrar al lector nuevos mundos, sueños inalcanzables que nos conduzcan a la libertad. Sólo de esta manera estaremos en condiciones de explorar –si es que de veras existe– nuestro propio “yo”.

Jane Austen consigue, con su obra capital, todas estas premisas. La lucha continua entre el Orgullo, que representa Darcy, y el Prejuicio (es decir, Elizabeth) nos conduce “al río del discurso”, en palabras de Gottfried Benn. Y es que, en el momento en que reine la disidencia –el principal objetivo de la literatura–, estaremos en condiciones de abordar cualquier tema desde diversos puntos de vista, lo cual nos enriquece a la hora de conformar nuestra propia opinión. En la obra de Austen, los dos protagonistas nos confirman, beso a verso, que no existe una única verdad: así pues, el orgullo y el prejuicio se diluyen a favor del amor.

Por otra parte, Orgullo y prejuicio también nos dice el “quién no era” de Pessoa: individuos que, como Wickham, no creen en los sueños ni aprenden de sus fallos porque sólo aceptan su propia “verdad”. Como dijo Leopoldo María Panero: “Dios me proteja de pensar como esos / hombres que piensan solos y / viven por ello de olvidar lo / que pensaron –porque / la mente no está sola y / Aquel /que canta la canción perdurable /demasiado la siente, demasiado.”

Otra lucha constante a lo largo de toda la novela sería la Naturaleza (Darcy) contra el Arte (Elizabeth). Para Austen, lo ideal no es otra cosa que un punto intermedio, lo cual se refleja en la unión de ambos caracteres. De aquí se desprende que, en la vida, se necesita una mezcla de inspiración y de trabajo. Quizás Austen concibiera de esta manera su oficio de hacedora de palabras…

En fin, tanta palabra sólo pretendía justificar “la novela inacabada que mi sueño terminó”. Esto quiere decir que, en las grandes obras, se necesita siempre nuestra propia firma, esto es, un ejercicio de reflexión que ordene todos los pasajes explorados. He aquí la gran diferencia entre el cine y la literatura: mientras que, en una película, nuestros sueños están subordinados al “otro”, la dirección de una novela corre a cargo de nuestro “yo”.

Para terminar, la moraleja del cuento, a cargo de Quevedo: “Donde hay soberbia, allí habrá ignominia; mas donde hay humildad, habrá sabiduría”.


HÉCTOR ACEBO BELLO
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Imagen: OTTO MUELLER, Pareja de enamorados, 1919

sábado, 12 de mayo de 2007

Entender la literatura


En la jornada poética que se celebró hace unos días en nuestra facultad (Ciencias de la Información -UCM-), participaron los profesores Antonio Arroyo y María del Pilar Palomo y los poetas J. L. Morante y Luis Alberto de Cuenca. Los protagonistas llegaron a la conclusión de que los cinco mejores “Novísimos” eran los siguientes: Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Antonio Colinas, Luis Antonio de Villena y el propio Luis Alberto de Cuenca. No estoy de acuerdo con esta afirmación, ya que, en primer lugar, creo que los miembros más destacados de esta generación son, por méritos propios, P. Gimferrer y Leopoldo María Panero. Me parece injusto que la obra de este gran poeta, a veces excelente, esté subordinada a su atribulada vida. Teniendo en cuenta que lo mismo pasó, y sigue pasando, con Manuel Machado en cuanto a su ideología, recomendaría a los que mandan que, a la hora de evaluar, se limitasen a separar los dos “yoes”: esto es, por un lado, el artista, y, por otro, la persona. Pero, en esta sociedad, si te diferencias de lo común, siempre tienden a rechazarte. Es por eso que se odie tanto a las personas soñadoras que, como Panero, viven por y para la literatura. Y es que, seamos realistas, no interesa la idea de Unamuno: "dad pensamiento": esto es, las ideas que cuestionen el poder...
En segundo lugar, me gustaría señalar que Luis Alberto de Cuenca y Luis Antonio de Villena no pertenecen directamente, según J. M. Castellet (el antólogo de Nueve novísimos poetas españoles), a la generación de los "Novísimos".
Dejando a un lado la polémica, me gustaría recordar un artículo interesante de L. M. Panero ("Entender la literatura", lo colgué hace algún tiempo en este blog) que habla sobre la literatura de vanguardia. Al final del texto, el autor escribe: “La literatura es la ciencia de la realidad devenida insoportable”. Esto quiere decir que necesitamos la literatura para soñar, para escapar, aunque sólo sea durante unos minutos, del monstruo de la realidad. Por eso decimos que lo "inexplicable" no es el verso (lo que hace el poeta es escarbar en las miserias o grandezas -que son menos- del ser humano), sino la propia realidad. He aquí la explicación de que, por ejemplo, Ignacio Agustí utilice un lenguaje de vanguardia en Mariona Rebull. La realidad sí que es insoportable, por tanto la salvación está en la literatura, sí, en esa poción mágica que nos permite viajar a otros mundos e imaginar una vida mejor, sin temor a que nos tachen, como se hace con Panero, de “locos”:

"Al amanecer, cuando las mujeres comían fresas crudas, alguien llamó a mi puerta
fingiendo ser y llamarse Leopoldo María Panero. Sin embargo, su falta de entereza al representar el papel, sus abundantes silencios, sus equivocaciones al recordar frases célebres, su embarazo cuando le obligué a recitar a Pound, y finalmente lo poco gracioso de sus gracias, me convencieron de que se trataba de un impostor. Inmediatamente, hice venir a los soldados: al amanecer del día siguiente, cuando los hombres comían pescado congelado, y en presencia de todo el regimiento, le fueron arrancados sus galones, su cremallera, y arrojado a la basura su lápiz de labios, para ser fusilado poco después. Así termino el hombre que se fingía Leopoldo María Panero."
(LEOPOLDO MARÍA PANERO, “La llegada del impostor fingiéndose Leopoldo María Panero”, de Tres historias de la vida real, 1981)

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Imagen: KIRCHNER, Marcela (1910)

viernes, 11 de mayo de 2007

Homenaje a la tradición oral



El 28 de abril del mes pasado se celebró en mi querido pueblo, San Tirso de Abres (Asturias), el III Encontro de portadores de tradición oral. La Asociación Cultural San Tirso del Eo me dio privilegio de ser el presentador de este acto, cuyo objetivo no era otro que preservar los valores que nos han viniendo transmitiendo los artesanos del noreste peninsular. Los medios de comunicación asturianos (entre ellos, las televisiones ORT y TPA) retransmiteron el encontro. Afortunadamente, todo salió a pedir de boca.


El texto que leí en el acto está dedicado a mi querido amigo y profesor Antonio Dueñas:

El sabor de las fillogas

Sí, tu niñez ya fábula de fuentes

(JORGE GUILLÉN)

Para Antonio Dueñas

Cuando Ángel Prieto me dio el privilegio de ejercer de maestro de ceremonias de este III Encontro de portadores da tradición oral, pensé en los eucaliptos, en los tojos, en los pinos, en los helechos... Es decir, en los habitantes del frondoso bosque –o monte, como suelen decir mis gentes– de San Tirso. No hay historias de lobos ni de osos: el can de caza persigue a la raposa –así llaman al zorro– en el fallido intento de entrar en el corral. Pero la noche de San Juan es todo un universo mitológico: nunca nos atrevemos a espiar a las xanas –ninfas atrapadas en las fábulas y en las fuentes, que resucitan en esa noche mágica– porque la Santa Compaña –almas en pena– recorren las calles del pueblo cuando se va a morir algún vecino, según cuentan los viejos del lugar.

Gracias a los testimonios de nuestra cultura, es decir, a los portadores de la tradición oral, conocemos todas estas leyendas y recordamos los oficios y las formas de vida que existieron, hasta hace pocos años, en el noreste peninsular. Eso sí, cuando hablamos de tradición no debemos pensar en un retraso, sino más bien en todo lo contrario: esto es, algo cercano, puro, que forma parte de nuestra vida.

¿Acaso alguno de vosotros no reconoce este acento, los consejos de las madres, el sabor de las fillogas, o el canto de los grillos…? Gracias a la Asociación Cultural San Tirso del Eo, recordamos a menudo todos estos valores y bajamos –en justa expresión de Alberti– “al río”.

Alzo la voz, por tanto, para desempolvar el mito y recordaros que es imposible vivir el presente si no conocemos y entendemos el pasado. Seamos fieles a nuestros orígenes, no nos dejemos devorar por el dragón de la posmodernidad y exclamemos con Unamuno: “La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura”.

HÉCTOR ACEBO BELLO
Madrid, 15/4/07


Para dar la palabra a los invitados, recité un pequeño poema (o, mejor dicho, un canto a la libertad) de Gottfried Benn, Venid hablemos:


Venid, hablemos uno con el otro.
No ha muerto quien habla.
Venid, condenemos aquel
que con silenciarnos amenaza.

Venid al río del discurso.
Que la palabra sea nuestra nave.
Cualquier idioma nos es útil.
No ha muerto quien habla.

¡Venid! Ya tan cerca de los escollos
del silencio se requiere una cosa:
que abráis vuestros labios.
No ha muerto quien habla.


(GOTTFRIED BENN)