Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo

Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo.
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-Twitter: @HectorAcebo

viernes, 30 de diciembre de 2011

En el cine Doré de la Filmoteca Nacional (vídeo)



Aquí me podéis ver en el cine Doré de la Filmoteca Nacional (C/ Santa Isabel, 3 — Madrid). Se trata del fragmento de un reportaje que la TPA (Televisión del Principado de Asturias) me dedicó el pasado 24 de octubre.

En el cine Doré, uno ha podido ver Grupo salvaje (Peckinpah), Terciopelo azul (Lynch), Chinatown (Polanski), Pauline en la playa (Rohmer)... Irrepetibles filmes que han encendido mi mirada.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Detrás de una palabra maravillosa

TARDE ES, AMOR

Volví la frente: estabas. Estuviste
esperándome siempre.
Detrás de una palabra
maravillosa, siempre.

Abres y cierras, suave, el cielo.
Como esperándote, amanece.
Cedes la luz, mueves la brisa
de los atardeceres.

Volví la vida; vi que estabas
tejiendo, destejiendo siempre.
Silenciosa, tejiendo
(tarde es, Amor, ya tarde y peligroso)
y destejiendo nieve...

Blas de Otero, Ancia, 1958

martes, 27 de diciembre de 2011

La alegría de los nuevos ministros

Un pequeño pero atinado apunte de Andrés Trapiello acerca de nuestro nuevo gobierno:
"La alegría de los nuevos ministros (...) y la manera en la que se está hablando de tales nombramientos, guardan muchas similitudes con el sorteo de Navidad que se ha celebrado casi al mismo tiempo, solapándose. Como si las cosas, todas, incluidas las que vienen de las altas instancias, no obedecieran a otras leyes que las del azar. Quiero decir, que todo parece haberles tocado a los interesados, ya que no en la lotería, en una tómbola."

domingo, 25 de diciembre de 2011

Volver a casa

Volver a casa es uno de mis rituales de purificación. Necesito que la familia me siga envolviendo en hilachas sentimentales y cálidas.

Felices fiestas.

viernes, 23 de diciembre de 2011

La adolescencia y los referentes



Lo más vergonzoso y preocupante de esta sociedad no es la ignorancia, sino la apología que hacen de la ignorancia ciertos famosos. Esos individuos son culpables de que muchos adolescentes, en su necesaria búsqueda de referentes, no valoren el esfuerzo, la sensibilidad, la educación, el conocimiento, la belleza... En la primera mocedad, yo tuve que buscar a mis refinados maestros en las más olvidadas estanterías de las bibliotecas. Verdad que es muy hermosa la sensación de descubrir un tesoro. Pero si un chaval carece de valores, no tendrá un espíritu crítico y difícilmente se desviará de la norma mediática... El literato Luis Antonio Villena sabe bien de lo que hablo. A más de un adolescente le recomendaría el visionado de la pequeña entrevista audiovisual que aquí reproduzco. "Multitudo non est sequenda", escribió el clásico. O sea: No se debe seguir a la muchedumbre.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Un delicado poema de Yeats



HE WISHES FOR THE CLOTHS OF HEAVEN

Had I the heavens’ embroidered cloths,
Enwrought with golden and silver light,
The blue and the dim and the dark cloths
Of night and light and the half-light,
I would spread the cloths under your feet:
But I, being poor, have only my dreams;
I have spread my dreams under your feet;
Tread softly because you tread on my dreams.

(W. B. Yeats)

***

DESEA ÉL LOS PAÑOS DEL CIELO

Si del cielo tuviera yo los bordados paños,
bordados de dorada y plateada luz,
los azules, mates y los oscuros paños
de la noche y del día y de la media luz,
si los tuviera yo, los extendería bajo tus pies:
pero, como soy pobre, sólo tengo mis sueños;
y he extendido mis sueños bajo tus pies;
pisa con delicadeza, pues pisas mis sueños.

(W. B. Yeats)

viernes, 16 de diciembre de 2011

Guardiola y Cruyff

Pep Guardiola —que ejerció de recogepelotas en el Camp Nou y luego se labró una brillantísima carrera como futbolista de equipo— declaró hace poco más de una década que si un día llegaba a entrenar al club de sus amores, aplicaría (y es lo que está haciendo, con retoques adecuados) el modelo que en los 90 implantó el genial Cruyff, al que se le recuerda, aparte de los títulos, “por su estilo, por el toque, con el sello tan especial”. El poeta Luis Cernuda dejó escritos unos versos que me recuerdan mucho a mi querida madre y que a Pep (un hombre culto, elegante y sensible) también le irían estupendamente:

“Creo en mí mismo,
porque yo algún día seré todas las cosas que amo.”

martes, 13 de diciembre de 2011

Un fermoso poema do meu amigo Claudio Rodríguez Fer

CONXURO

Que os meus versos
te apreixen verba a verba
cal brazos que te abracen
como tigres de tenrura.

Claudio Rodríguez Fer, Tigres de ternura


La mirada de Truffaut



El primer Truffaut, el de Los cuatrocientos golpes, es absolutamente prodigioso. Revisando esta emotiva escena, es fácil constatar que a la práctica totalidad de los cineastas actuales ya no les interesa salvar la poética de la mirada. Vende más la evidencia.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Estoy en Twitter

Acabo de inaugurar mi cuenta en Twitter: @HectorAcebo

También me podéis seguir, pues, en dicha red social.

sábado, 10 de diciembre de 2011

La poesía hay que merecerla

"La poesía tiene los lectores que tiene que tener. La poesía no va a ir llamando a las puertas, ni anunciándose en ningún sitio. La poesía hay que merecerla, sin que esto parezca una arrogancia."

(Antonio Martínez Sarrión, el maestro y el amigo, en una entrevista concedida recientemente al diario albaceteño La Verdad)


jueves, 8 de diciembre de 2011

53.- "Linda prima" (Solera)



"Que te casas, linda prima, he oído comentar.
Me he sentado sonriendo sin poderme controlar.
Eras tan apasionada, tan ardiente al comenzar
nuestros juegos amorosos hace varios años ya,
que me cogió de sorpresa que te vayas a casar,
linda prima, con un hombre tan vulgar.
Te creía soñadora, me consta que así lo fuiste,
¿cómo ahora tan pronto te decidiste?
Me contaron las razones, me dijeron la verdad.
Se me helaba la sonrisa. Lo pudieron comprobar.
Ya sé que tiene dinero, que está en buena posición,
que es un hombre rico y serio; viejo y seco, añado yo.
Si lo primero conviene, lo otro creo yo que no.
Linda prima, se marchitará tu flor.
Me parece que su fasto no sirve de gran remedio,
porque es basto y te llenará de tedio.
Mal negocio, linda prima, cómo siento que al final
te hayas vuelto interesada y también convencional.
Me permites, linda prima, el derecho de dudar;
dudo que lo que mereces, y yo podría con creces,
te lo dará ese hombre con quien te vas a casar,
linda prima, ese hombre tan vulgar."

(Rodrigo)

lunes, 5 de diciembre de 2011

Un espléndido soneto de Jorge Guillén

EL HONDO SUEÑO

Este soñar a solas… ¡Si tu vida
De pronto amaneciese ante mi espera!
¿Por dónde voy cayendo? Primavera,
Mientras, en torno mío dilapida

Su olor y se me escapa en la caída.
¡Tan solitariamente se acelera
—Y está la noche ahí, variando fuera—
La gravedad de un ansia desvalida!

Pero tanto sofoco en el vacío
Cesará. Gozaré de apariciones
Que atajarán el vergonzante empeño

De henchir tu ausencia con mi desvarío.
¡Realidad, realidad, no me abandones
Para soñar mejor el hondo sueño!

Jorge Guillén, Cántico

jueves, 1 de diciembre de 2011

Lo que pudo haber sido

Para un niño sensible del occidente asturiano o del noroeste lucense, para un rapaz que sabe apreciar la belleza del paisaje y que escucha atentamente —en boca de su abuelo— las noticias de pretéritas muchedumbres prodigiosas, lo difícil es no guardar rincones de nostalgia por un mundo mágico, gozoso y desaparecido. Es más, estoy en condiciones de afirmar que la circunstancia de haber nacido en un apartado pueblo del noroeste peninsular aviva una nostalgia muy extraña y esplendente, una tristeza originada por el recuerdo no ya de lo que fue, sino de lo que pudo haber sido. Me explico. Después de haber pasado toda la infancia reconstruyendo —con amoroso cuidado— tantas ilusiones sistemáticamente pisoteadas, uno irrumpió en el instituto con el corazón henchido de deseos volcánicos… Pero, por culpa de mi timidez o de aquel ambiente opresivo y malsano que reprimía tanto los sentimientos como las pasiones, sólo pude acariciar en sueños a algunas muchachas extremadamente refinadas y sensibles. Recuerdo que también soñaba continuamente, en aquellas calendas, con suaves amigos —no sólo con novias— de la música, del cine y de la literatura. Pero no pudo ser. Por una u otra razón, no pude conocer, en su cenital esplendor, a los adolescentes de mi generación, y la extraña nostalgia norteña ha ido acrecentándose con el paso de los años…

Gracias a mi amiga M., una talentosa actriz adolescente, estoy exorcizando gustosamente mi etapa de estudiante de secundaria. Muy pocas veces conocí una muchacha tan dulce, tan expresiva, tan sutil, tan inteligente y tan sensible como M. Esa extraordinaria sensibilidad enciende constantemente sus grandes y soñadores ojos oscuros, que no necesita resaltar con ningún aderezo. Y es que M., en contraste con esas manipulables chicas que, empeñadas en desdecir el preciado don de la juventud, se parapetan tras un maquillaje circense, M. —digo— forja su belleza en el embelesamiento, en el detalle de la mirada, en la voracidad tiernísima, en la naturalidad de la sonrisa más contagiosa, en el vuelo de la voz, en el suave acento, en la pasión por el diálogo… No exageraré, pues, al afirmar que esta expresiva muchacha morena hace suya, sin saberlo, la irreemplazable tesis estética de Baudelaire:

Aquello que no está ligeramente distorsionado adolece de una falta de atractivo considerable, de lo que se deduce que la irregularidad, o sea, lo inesperado, la sorpresa, el asombro, es una parte esencial y una característica de la belleza.

Y no hablo de poses ni de bagatelas: M. gusta de embriagarse, en sus ratos libres, con las palabras y con la música: así, a veces, comenta, con mucha agudeza, alguno de mis poemas amatorios, y en otras ocasiones trae a colación, imprevisiblemente, un desgarrador estribillo de Los Secretos o una espontánea frase salida —sabe Dios cuándo— de mi boca.

—Es que me encanta cómo te expresas —me dice M., apartando, con una dulzura inusitada, un mechón castaño que le cae sobre los hermosos ojos, llenos de destellos tremulantes. Y, acto seguido, exclama con un leve suspiro:

—¡Ay, Héctor, a mí aún me faltan muchos libros por leer!

La franqueza y la extrema sensibilidad de esta muchacha me reconcilian con la primera mocedad, es cierto, pero también me llevan a desear no tanto lo que he perdido como lo que podría haber sido. ¿Por qué diablos no irrumpió M., de voz melodiosa y delgada, en mis tediosos años adolescentes? Una vez vencida mi timidez, estoy seguro de que hubiéramos conectado. Nos imagino a los dos, quinceañeros cargados de sueños y estudios, charlando y cantando hasta altas horas de la madrugada. Tendría que ser muy hermoso el sentarse en una solana a ver demorar la mirada de M. sobre mi ancho y silente país de montes. Sé que esa mirada —luz de prodigiosa hondura— convertiría en milagros únicos, recién estrenados, las manchas de oro que el otoño pone en los esbeltos chopos de la orilla del Eo, los dilatados horizontes vestidos de azul o las montañas coronadas por la niebla, tan invisibles por tan a la vista. Al imaginar este llamear de instantes, se le encoge a uno el corazón, como al cinéfilo se le encoge el corazón al comprobar que el abismo de una cruenta dictadura alcanza, en la mirada de mi amiguita, un luminoso recorrido hasta el fondo de su negrura.

Pensándolo bien, quizás sea mejor que M. y servidor no hayamos nacido en el mismo año, que no nos hayamos encontrado en el instituto, por el derecho a seguir soñando con lo que podría haber sido.

Además, modestia aparte, es muy grato saber que hoy, gracias a esta encantadora muchacha, estoy llevando a la práctica la citada tesis estética del maestro Baudelaire. Digo esto porque, mientras M. me cuenta —dulcemente— sus lances de estudio y deporte, una noche más, mi grave y solemne voz se quiebra, se acelera, se hace más libre… ¿Verdad que ahora perciben mi natural acento gallego?




(La Huella Digital, 01/12/2011)

martes, 29 de noviembre de 2011

Neruda y la adolescencia

Después de haber leído a Neruda en la adolescencia, nunca he vuelto a mirar a las chicas deseadas de la misma manera. La lectura de aquella poesía amatoria y erótica fue, para un muchacho soñador de 13 ó 14 años, una absoluta epifanía veraniega, una tabla de salvación... De repente, me vi envuelto por un torbellino de sentimientos:

"Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra."

¡Ah, qué placer para los sentidos de un adolescente tierno pero insumiso!

domingo, 27 de noviembre de 2011

Trapiello y Cunqueiro

Trapiello no se cansa de reivindicar a Cunqueiro, y me parece estupendo. Así comienza el escritor leonés el artículo que ha publicado hoy en el "Magazine" de La Vanguardia:
"David Attenborough es un naturalista célebre de cuyo talento hay sobradas muestras en YouTube. La increíble grabación del pájaro lira es suya. Búsquenla. Parece sacada de un relato fantástico de Cunqueiro. Imita el pájaro lira a la perfección no sólo el canto de otros pájaros, lo cual bastaría para ser maravilloso, sino toda clase de sonidos humanos o mecánicos, sin que haya ruido que se resista a sus dotes imitadoras. Lo hace con tal maestría, además, que parece en verdad el pájaro que lleva consigo El Vagabundo para ganarse la vida por las ferias de pueblo. En el vídeo de Attenborough imita el clic del obturador de su cámara fotográfica, el aullido de unas ambulancias y, como en una tragedia cuyo final siempre está demasiado cerca, el devastador y estrepitoso bramido de las motosierras que están talando, a unos metros, los árboles del bosque donde ha vivido, anunciando así que también a él lo expulsan del paraíso."

Como una canción de los Byrds

Yo, con mi barba de tres o cuatro días; ella, pulcra como una canción de los Byrds.

martes, 22 de noviembre de 2011

Maniobras Orquestales en la Oscuridad



Maniobras Orquestales en la Oscuridad (Orchestral Manoeuvres In The Dark). Tengo para mí que el sugerente nombre de este grupo alcanza su clímax en la canción del vídeo, "Maid Of Orleans".

lunes, 21 de noviembre de 2011

Rajoy, hoy y ayer

No me gustaría insistir, pero, ¿recuerdan que Rajoy —el presidente electo— es el mismo señor que utilizó el atentado más sangriento de nuestra historia reciente para desacreditar la victoria ajena? ¿Recuerdan el truculento relato que llegaron a componer él y sus secuaces? Hagamos memoria, vayamos a la génesis de ese escalofriante relato: ¿Recuerdan que el propio Rajoy formó parte de un Gobierno que convirtió a España en objeto del terrorismo internacional?


La caricatura, publicada en el diario El País, es de Sciammarella.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Rajoy, el maestro de la ambigüedad

—Señor Rajoy, ¿tiene decidido el nombre de su ministro de Economía? ¿Será ministro o ministra?
—Bueno... Eso depende...
—¿Depende de qué? No me haga eso.
—Bueno, es que...
—¿Pero lo tiene decidido?
—Sí, sí.
—¿Y es ministro o ministra?
—Oiga, pero, claro...
—¿Y el de Exteriores?
—Ese también es muy importante.

En este momento de la entrevista concedida recientemente a la Cadena Ser, Rajoy abraza el patetismo más hilarante. A uno le sigue costando creer, ¡ay!, que este "maestro de la ambigüedad" —parafraseando al diario británico The Guardian— inspire confianza a la mayoría de los españoles.

Las musas de 'Camas de hierba'

La red social literaria Libros.com me invitó recientemente a escribir unas líneas sobre mi ópera prima, Camas de hierba. Reproduzco a continuación el artículo:

LAS MUSAS DE CAMAS DE HIERBA

Me preguntan varios lectores si en realidad existen Alba, Olya, Elena o María —así se llaman las jovencísimas protagonistas de Camas de hierba (Ediciones Vitruvio, 2011), mi primer poemario—. No me incomoda esa curiosidad: yo también intento penetrar en los universos, a veces tan fantásticos, de mis literatos preferidos.

A esos ávidos lectores les confieso que algunos de mis personajes, como Olya o Elena, son absolutamente ficticios. Y que otras protagonistas, como la coruscante Alba, si bien están inspiradas en muchachas de la vida real, germinan gracias a la manipulación del lenguaje. De no mediar ese proceso de matiz y claroscuro, el sentimiento podría derivar en el efectismo, en la cursilería y en el desbordamiento. Ahí tienen la explicación de por qué a veces el (pretendido) erotismo se interna en la vulgar pornografía.

Efectivamente, el retrato adquiere su esplendor en la narrativa. La poesía es, según el maestro Octavio Paz, “la otra coherencia, no hecha de razones, sino de ritmos”. En este género tan sugestivo, el lenguaje serpea, se exalta, se erotiza y vuelve sobre sus pasos: jamás sigue la línea recta de la comunicación. Rodeado de ese halo de misticismo, el vate, cuando adopta a una persona como modelo, la fragmenta, la canta, pero no la describe con total fidelidad. Maravillosamente enferma de sinestesia, la lírica trabaja con todos los sentidos, a los cuales confunde y mezcla. Así, esta Alba —que en la realidad es una muchacha abstraída, arrubiada y esbelta de caderas— copula con la música, con las metáforas, con las frases, con los silencios…, del poema.

En puridad, si bien la musa puede convivir con el poeta en la realidad, una vez forma parte de la creación, adquiere otra existencia. A esa totalidad poética se refirió recientemente Pere Gimferrer en una entrevista (revista Mercurio, enero de 2011, nº. 127): “El poema sólo triunfará como tal poema si la persona individual se convierte en una realidad absoluta en las palabras: si no, tan sólo sería un poema anecdótico, y no tendría más valor que el privado”. Robert Desnos, por su parte, escribió un fulgoroso verso que también le iría como anillo al dedo, en su calidad de musa, a la joven Alba: “Tanto he soñado contigo, que pierdes tu realidad”.

Uno pretende, en cierto modo, que sus musas se asemejen a las mejores actrices: a aquellas sensitivas mujeres que, sin descuidar la composición de sus personajes (fantásticos, dramáticos, humorísticos…), inspiran constantemente al creador. En Camas de hierba, uno, para expresar su hastío, su melancolía infinita, sus salvíficas ensoñaciones, sus soledades, sus relaciones con el sexo opuesto…, se apoyó en la belleza hipnótica de la mirada de Alba. ¡Ay, si hubierais divisado aquella mirada entre desvaída y penetrante! Cuando conversábamos, esta muchacha a veces parecía ausente, pero, en un repente, sus ojos —grandes, fijos, profundos— me exploraban, me increpaban, del mismo modo que un niño, en su deseo de regresar al hogar, adopta el silencio como una reacción, como una súplica… Esas son las sensaciones que uno trató de condensar en su poema "Desdoblamientos", incluido en Camas de hierba:

DESDOBLAMIENTOS

Te sientes completamente ajena al agraciado
en el supuesto momento cumbre del goce.
Firmes los pechos, las piernas largas.
Duele mirar el blanco interminable de tus ojos.
Como si acercases el oído a la ventana,
percibes a la vez el deseo casi violento
del chico que te encima
y el huidizo gemido del viento de fuera.
Te comprendo. A mí me pasa algo parecido
cuando lo hago con una ramera.
La (in)diferencia, eso sí, es notoria:
Tú —arrubiada, alada, sinuosa…— jamás pagas.
Y no te desdoblas para transfigurar el otro cuerpo,
sino para limpiar tus infinitos atributos.


En fin, ¡ojalá volvieran tiempos idos! Volviendo al proceso creativo de Camas de hierba, yo pretendía que mi universo evocador alcanzase su clímax en el elogio de unos níveos y curvos muslos (“son como dos camas de finísimas hierbas”) enfundados en la estrechez de los shorts vaqueros. Los muslos de una muchacha inquieta, en contraste con cierta sociedad gangrenada que hace bandera de su ruindad, de su doble moral, de su envidia, de su chismorreo, de su espíritu provinciano (varios de mis poemas están ambientados en el occidente asturiano y en el noroeste lucense). Para fraguar con fruición las danzas, los desdoblamientos, los juegos, las miradas, las apariciones, los purificadores ritos, las suspensiones del quehacer cotidiano, las travesuras…, yo necesitaba tener presente en mi magín una chica sensible, refinada, deslumbrante, misteriosa y elástica. El ensimismamiento y la voluptuosidad de Alba fueron determinantes, sin duda, para que uno no cejase en su empeño. Debió de ser en una de esas excitantes representaciones, en una de esas elevaciones de hipérbaton, cuando la huidiza chica perdió definitivamente su realidad… O cuando uno levantó las vedas de la memoria, consiguiendo cambiar su percepción de las gentes, su relación con los rincones más cotidianos… ¡Tentativas de salvación! ¡Melancolías de la mocedad! ¡Huidas del terrorismo cotidiano! ¡Miradas y susurros al borde de la piscina! ¡Esbeltas caderas!

El siguiente poema, “Novia de nadie”, acaso condense el ludismo desmitificador, por distante e irónico, que uno heredó de Pound, de Cummings o de Martínez Sarrión (quien presentó oficialmente Camas de hierba, en Madrid, el pasado mes de mayo: siempre le estaré agradecido):

NOVIA DE NADIE

¡Pero cómo voy a perder
yo el tiempo escribiendo
para camelarte!
Mi intención única
es que, al verte pasar,
algunos de tus profesores
exclamen
(a medio camino
entre la excitación
y la pavura):
“¡Ahí va Alba,
la novia de nadie!”.


(Libros.com, 17/11/2011)


miércoles, 16 de noviembre de 2011

martes, 15 de noviembre de 2011

En la muerte de la actriz María Jesús Valdés

Se ha ido una actriz de enorme fuste: María Jesús Valdés, "la tejedora de sueños".

Descubrí a esta encantadora y bellísima intérprete en una conocida serie televisiva de mi infancia. Pese a que su personaje era secundario, todas sus apariciones eran un placer para los sentidos. Dueña de un magnetismo envidiable y de una dulzura contagiosa, la señora María Jesús, como todas las grandes actrices forjadas en el teatro, se movía con gracia y naturalidad. En el escenario, en la calle o en el plató.

¡Hasta siempre, maestra!

lunes, 14 de noviembre de 2011

Maquillaje

¿Por qué te maquillas tanto, amiga? ¿Por qué escondes tu juventud? Tu mirada traspasa la pantalla. No necesitas ningún aderezo para hacerte notar.

sábado, 12 de noviembre de 2011

El plan no autentificado del PP

"El PP no tiene un plan oculto. Más bien sería un plan no autentificado, con su líder empeñado en no soltar prenda. Llamarlo oculto es despreciar la capacidad de observación de los votantes. No es un partido alejado del mando que ahora se hace con las riendas de Gobierno, como puede pasar con Amaiur. Las decisiones tomadas en sus comunidades autónomas son más elocuentes que cualquier ambiguo programa electoral."

David Trueba (El País, 10/11/2011)

51.- "Laura" (Rodrigo)



"Laura de labios de color de guinda.
Laura: sabor de joven fruta fresca.
Laura del mar y soñadora ninfa
que siempre está para el amor dispuesta.

Voluptuosa venus verdadera
que con sus manos incendió mi vida.
Sutil, salada y sibilina seda,
de madrugada en mi canción dormida.

Alba selecta, luz de la mañana,
olor de tierra que el rocío moja.
Laura jinete, Laura porcelana,
divina Laura, verde, Laura hoja.

Laura, dorada hacia el mediodía,
se vuelve roja y rosa con la tarde.
Mi amor está en su pecho todavía
cuando la noche llega hasta su cauce."

(Rodrigo García Blanca)

sábado, 5 de noviembre de 2011

Claudio Rodríguez Fer hace y deshace mis "Camas de hierba"

HACIENDO Y DESHACIENDO CAMAS DE HIERBA

Por Claudio Rodríguez Fer (poeta, Premio Nacional de la Crítica y Profesor Titular de la Universidad de Santiago de Compostela)


Héctor Acebo apela en su “Preliminar” de Camas de hierba a La llama doble de Octavio Paz para afirmar que el erotismo es poética corporal y que la poesía es erótica verbal, parámetros en los que precisamente se mueve el libro que presentamos desde su hermoso y sugestivo título, constituido por una metáfora alusiva al mismo tiempo a la realidad natural del espacio de los orígenes, a la realidad material del cuerpo del deseo y a la realidad poética del mundo de lo sutil. Se trata, pues, de una erótica y de una poética del conocimiento vital y verbal, esta última como la que postuló y teorizó nuestro comúnmente admirado José Ángel Valente.

Estilísticamente, Héctor Acebo alterna en Camas de hierba el lenguaje preciso de la tradición culta y el lenguaje desenvuelto de la calle, de la diversión y de las aulas, siempre con un resultado equilibrado entre lo sublime y lo vulgar, que se confunden en una realidad integral. Y temáticamente, se vale del canto de exaltación y celebración del placer y de la belleza, próximo a la oda y al madrigal, pero también de la crítica y deconstrucción de la alienación y del despecho, próxima a la sátira y al epigrama.

En efecto, a pesar de que se trata de un libro absolutamente actual e incluso muy expresivo del momento presente, Camas de hierba entronca plenamente con la tradición clásica del madrigal y, sobre todo, del epigrama, ese poema breve que generalmente consiste en un apunte ingenioso y festivo de temática satírica, erótica o incluso erótico-satírica, como ocurre en este libro. Tal es el caso, también, en la literatura griega, de los epigramas de la Antología Palatina compuestos por autores como Calímaco o Asclepíades de Samos, así como de sus sucesores en la literatura latina Catulo, Marcial y Propercio, a los que tanto se parece Héctor Acebo: de hecho, el cancionero dedicado a Alba en la parte central del libro semeja toda una actualización semiótica de los poemas a Lesbia.


El humanista Julio César Escalígero estableció, ya en el Renacimiento, las dos principales condiciones del epigrama: “brevitas et argucia”, o sea, brevedad y agudeza, y ambas continuaron vigentes tanto en el Barroco, como revela Gracián en su Agudeza y artes de ingenio, como en el Neoclasicismo, cuando renació didáctico el epigrama clásico.

Mas el género no decayó en la Edad Contemporánea, aunque a veces se transformara en las réplicas de Oscar Wilde, en las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, en los membretes de Oliverio Girondo o en los epigramas erótico-políticos de Ernesto Cardenal. E incluso llegó a la poesía española actual con un tono elegíaco en Jaime Gil de Biedma, sarcástico en Ángel González y José Agustín Goytisolo, integral en José Ángel Valente, lúdico y sardónico en Antonio Martínez Sarrión, decadente en Luis Antonio de Villena y Luis Alberto de Cuenca, y felizmente epicúreo y hedonista, pero emergente, en Ana Rossetti y, ahora mismo, en versión masculina, en Héctor Acebo. Quizás por esto prima en su libro una personalidad propia que, aun conectando un poco con todas las autorías dichas, recuerda mucho más aun al canadiense Irving Layton, el maestro de Leonard Cohen, judío nacido en Rumania a quien seguramente todavía no ha leído.


Porque Camas de hierba acomete los sentidos y los sentimientos siempre sin grandilocuencia y con desenfado, con ironía pero con ternura, con desgarro pero con lúdica y con profundidad pero con frescura, como puede verse a través de los tres tópicos clásicos que parecen regir las tres partes que lo componen sucesivamente: locus amoenus, carpe diem y ubi sunt?

El locus amoenus de rural tiempo largo y armonía erótica, remitente al pueblo de los orígenes y a la casa del abuelo, de donde parecen provenir la ternura, la añoranza y la nostalgia, y por donde transcurre el curso del río Eo, en el poema “Desafío”, eróticamente materializado en cuerpo de mujer.



El carpe diem de urbano tiempo ocasional y acidez mordaz, remitente a las canciones de tres minutos propias del mundo apresurado en el que vivimos, como el soul negro de Sam Cooke y el soul blanco de Van Morrison, “La novia de nadie” de la que también habla Leonard Cohen, la indumentaria de cubrir y descubrir (se habla de cueros, vaqueros, tangas, braguitas y bikinis), la cibernética de comunicar e incomunicar (se apela al teléfono móvil, al Messenger y al virtual sujeto internauta), la alienación mediática de la televisión y del bronceado (se remite al programa Gran Hermano y a “ese dorado próximo al excremento”) y otras transgresiones más o menos escatológicas (se alude a la prostitución, a la lluvia dorada, etc.).



El ubi sunt? de los esplendores perdidos, como el misterio mágico en “Señal en la niebla”, Cunqueiro en “Literatura y periodismo, hoy”; Pound en “Pensar en imágenes”; Neruda intertextualizado en “Educación secundaria” como antes Otero en “Era delicada y rubia”; Valle-Inclán citado en “Un consejo”; Pessoa parafraseado en “Los universitarios”; la lengua gallega reconsiderada en "Edición bilingüe"...

En fin, mucho tengo en común, en gustos literarios y musicales y en actitudes personales y poéticas, con Héctor Acebo. De hecho, al igual que él, frente al prestigio de la muerte y de la desesperación que suele prender en los poetas jóvenes, yo me rebelé contra esa tradición tanática cantando a la vida y al erotismo con amor y con humor en mis primeros libros, que no casualmente se titulaban Poemas de amor sen morte (Poemas de amor sin muerte) y Tigres de ternura, así que no puedo menos que felicitar a Acebo por comenzar cantando también con amor y con humor, no exentos, claro, de conciencia crítica contra los poderes establecidos y de conciencia existencial de los límites impuestos por el espacio y el tiempo.

Por eso, tengo que concluir afirmando que de Camas de hierba me ha gustado todo y, dicho con total sinceridad y sin ningún asomo de condescendencia, no podría señalar ninguna deficiencia en este poemario de acuerdo con la libre y abierta poética que lo sustenta. Como prueba confesional de esta sintonía, quiero terminar leyendo un poema inédito mío alusivo a mi vida adolescente, porque en él confluyen además de alguna manera las tres entidades que aquí nos convocan en torno a esta obra de Héctor Acebo:

—el Club Cultural Valle-Inclán, porque en aquellos años adolescentes forjé mi cinefilia acudiendo sin falta a sus sesiones cineclubísticas;

—la Galería Sargadelos, porque aquí presenté en la madurez muchas veces mis libros y la revista Unión libre justamente en relación con el amor y con el cine;

—y el diario El Progreso, porque en él colaboré ya a los dieciséis años con un artículo precisamente sobre cine y literatura y también porque su gran formato de entonces resultaba muy útil a la hora de acostarse en pareja en una casa abandonada que había cerca del antiguo Colegio Universitario de Lugo y del río Miño, pues aquellas grandes hojas de periódico nos servían de auténticas camas de papel impreso sobre el suelo de cemento de aquel chalé a medio hacer.



Voy a tener, pues, el honor de hacer de telonero de Héctor Acebo, leyendo el poema-blues titulado “La casa del sol naciente” en alusión a la homónima canción popular norteamericana, aunque en esta ocasión podría llamarse más bien “Camas de hojas de periódico”.

LA CASA DEL SOL NACIENTE

Al lado del río
había una casa
a medio hacer.
En ella morábamos nosotros
cuando también estábamos
a medio hacer.

Íbamos en autostop,
nos entregábamos al amor
sin controlar el tiempo
y cuando se nos hacía tarde
esperábamos abrazados
a que saliera el sol.

Nuestras madres
se preocupaban
por la noche,
nuestros padres
se preocupaban
por el día.

El tocadiscos portátil
cantaba con Joan Baez
a la casa del sol naciente sin cesar,
mientras nosotros éramos felices
como animales en celo arruinando
nuestros expedientes académicos.

Las luciérnagas
aún ponían luz
al frufrú de los bluejeans
convertidos en bluesjeans
cuando bajábamos
cogidos de las manos por la colina.

Solamente las casas abandonadas
y sus deshabitantes
conocían en tal mundo desolado
el sol que alumbraba radiante
aquella pura alba libre
de nuestro amor naciente,
huerto que nunca conoció ocaso.


Texto leído, en gallego, en la Galería de Sargadelos de Lugo el 27 de septiembre de 2011.

***

FACENDO E DESFACENDO "CAMAS DE HIERBA"

Por Claudio Rodríguez Fer

Héctor Acebo apela no seu “Preliminar” de Camas de hierba a La llama doble de Octavio Paz para afirmar que o erotismo é poética corporal e que a poesía é erótica verbal, parámetros nos que precisamente se move o libro que presentamos dende o seu fermoso e suxestivo título, constituído por unha metáfora alusiva ao mesmo tempo á realidade natural do espazo das orixes, á realidade material do corpo do desexo e á realidade poética do mundo do sutil. Trátase, pois, dunha erótica e dunha poética do coñecemento vital e verbal, esta como a que postulou e teorizou o noso comunmente admirado José Ángel Valente.

Estilisticamente, Héctor Acebo alterna en Camas de hierba a linguaxe precisa da tradición culta e a linguaxe desenvolta da rúa, da troula e das aulas, sempre cun resultado equilibrado entre o sublime e o vulgar, que se confunden nunha realidade integral. E tematicamente, válese do canto de exaltación e celebración do pracer e da beleza, próximo á oda e ao madrigal, pero tamén da crítica e deconstrución da alienación e do despeito, próxima á sátira e ao epigrama.

En efecto, aínda que se trate dun libro absolutamente actual e mesmo moi expresivo do momento presente, Camas de hierba entronca plenamente coa tradición clásica do madrigal e, sobre todo, do epigrama, ese poema breve que xeralmente consiste nun apuntamento enxeñoso e festivo de temática satírica, erótica ou mesmo erótico-satírica, como ocorre neste libro. Tal é o caso tamén, na literatura grega, dos epigramas da Antoloxía Palatina compostos por autores como Calímaco ou Asclepíades de Samos, así como dos seus sucesores na literatura latina Catulo, Marcial e Propercio, aos que tanto se parece Héctor Acebo: de feito, o cancioneiro dedicado a Alba na parte central do libro semella toda unha actualización semiótica dos poemas a Lesbia de Catulo.

O humanista Xulio César Escalíxero estableceu, xa no Renacemento, as dúas principais condicións do epigrama: “brevitas et argutia”, ou sexa, brevidade e agudeza, e ambas continuaron vixentes tanto no Barroco, como revela Gracián na súa Agudeza y arte de ingenio, como no Neoclasicismo, cando renaceu didáctico o epigrama clásico.

Mais o xénero non decaeu na Idade Contemporánea, aínda que ás veces se transformase nas réplicas de Oscar Wilde, nas greguerías de Ramón Gómez de la Serna, nos membretes de Oliverio Girondo ou nos epigramas erótico-políticos de Ernesto Cardenal. E mesmo chegou á poesía española actual cun ton elexíaco en Jaime Gil de Biedma, sarcástico en Ángel González e José Agustín Goytisolo, integral en José Ángel Valente, lúdico e sardónico en Antonio Martínez Sarrión, decadente en Luis Antonio de Villena e Luis Alberto de Cuenca, e felizmente epicúreo e hedonista, pero emerxente, en Ana Rossetti e, agora mesmo, en versión masculina, en Héctor Acebo. Quizais por isto prima no seu libro unha personalidade propia que, aínda conectando un pouco con todas as autorías devanditas, lembra moito máis aínda ao canadense Irving Layton, o mestre de Leonard Cohen, xudeu nacido en Romanía a quen seguramente aínda non leu.

Porque Camas de hierba acomete os sentidos e os sentimentos sempre sen grandilocuencia e con desenfado, con ironía pero con tenrura, con desgarro pero con lúdica e con profundidade pero con frescura, como pode verse a través dos tres tópicos clásicos que parecen rexer as tres partes que o compoñen sucesivamente: locus amoenus, carpe diem e ubi sunt?.

O locus amoenus de rural tempo longo e harmonía erótica, remitente ao pobo das orixes e á casa do avó, de onde parecen provir a tenrura, a morriña e a nostalxia, e por onde transcorre o curso do río Eo, no poema “Desafío”, eroticamente materializado en corpo de muller.

O carpe diem de urbano tempo ocasional e acidez mordaz, remitente ás cancións de tres minutos propias do mundo apresurado no que vivimos, como o soul negro de Sam Cooke e o soul branco de Van Morrison, “La novia de nadie” da que tamén fala Leonard Cohen, a indumentaria de cubrir e descubrir (fálase de coiros, vaqueiros, tangas, braguitas e bikinis), a cibernética de comunicar e incomunicar (apélase ao teléfono móbil, ao Messenger e ao virtual suxeito internauta), a alienación mediática da televisión e do bronceado (remítese ao programa Gran Hermano e a “ese dorado próximo al excremento”) e outras transgresións máis ou menos escatolóxicas (alúdese á prostitución, á chuvia dourada, etc.).

O ubi sunt? dos esplendores perdidos, como o misterio máxico en “Señal en la niebla”, Cunqueiro en “Literatura y periodismo, hoy”; Pound en “Pensar en imágenes”; Neruda intertextualizado en “Educación secundaria” como antes Otero en “Era delicada y rubia”; Valle-Inclán citado en “Un consejo”; Pessoa parafraseado en “Los universitarios”; a lingua galega reconsiderada en “Edición bilingüe”...

En fin, moito teño en común, en gustos literarios e musicais e en actitudes persoais e poéticas, con Héctor Acebo. De feito, igual que el, fronte ao prestixio da morte e da desesperación que adoita prender nos poetas mozos, eu rebeleime contra esa tradición tanática cantando á vida e ao erotismo con amor e con humor nos meus primeiros libros, que non casualmente se titulaban Poemas de amor sen morte e Tigres de ternura, así que non podo menos que felicitar ao autor por comezar cantando tamén con amor e con humor, xaora non exentos de conciencia crítica contra os poderes establecidos e de conciencia existencial dos límites impostos polo espazo e o tempo.

Por iso, teño que concluír que de Camas de hierba gustoume todo e, dito con total sinceridade e sen ningún asomo de condescendencia, non podería sinalar ningunha deficiencia neste poemario de acordo coa libre e aberta poética que o sustenta. Como proba confesional desta sintonía, quero terminar lendo un poema inédito meu alusivo a miña vida adolescente, porque nel conflúen ademais dalgún xeito as tres entidades que aquí nos convocan en torno a esta obra de Héctor Acebo:

—o Club Cultural Valle-Inclán, porque naqueles anos adolescentes forxei a miña cinefilia acudindo sen falta ás súas sesións cineclubísticas;

—a Galería Sargadelos, porque aquí presentei na madurez moitas veces os meus libros e a revista Unión libre xustamente en relación co amor e co cinema;

—e ao xornal El Progreso porque nel colaborei xa aos dezaseis anos cun artigo precisamente sobre cine e literatura e tamén porque o seu gran formato de entón resultaba moi útil á hora de deitarse en parella nunha casa abandonada que había preto do antigo Colexio Universitario de Lugo e do río Miño, pois aquelas grandes follas de periódico servíannos de auténticas camas de papel impreso sobre o chan de cemento daquel chalé a medio facer.

Vou ter, pois, a honra de facer de teloneiro de Héctor Acebo, lendo o poema-blues titulado “A casa do sol nacente” en alusión á homónima canción popular norteamericana, aínda que nesta ocasión podería chamarse máis ben “Camas de follas de periódico”.

A CASA DO SOL NACENTE

Á beira do río
había unha casa
a medio facer.
Nela morabamos nós
cando tamén estabamos
a medio facer.

Iamos en autostop,
entregabámonos ao amor
sen controlar o tempo
e cando se nos facía tarde
esperabamos abrazados
a que saíse o sol.

As nosas nais
preocupábanse
pola noite,
os nosos pais
preocupábanse
polo día.

O tocadiscos portátil
cantaba con Joan Baez
á casa do sol nacente sen cesar,
mentres nós eramos felices
como animais en cío arruinando
os nosos expedientes académicos.

Os vagalumes
aínda poñían luz
ao frufrú dos bluejeans
convertidos en bluesjeans
cando baixabamos
collidos das mans pola cuíña.

Soamente as casas abandonadas
e os seus deshabitantes
coñecían en tal mundo desolado
o sol que alumeaba radiante
aquela pura alba libre
do noso amor nacente,
orto que nunca coñeceu ocaso.


(Galería de Sargadelos de Lugo, 27 de setembro de 2011)

viernes, 4 de noviembre de 2011

jueves, 3 de noviembre de 2011

Más lirismo



A los amantes del lirismo: Escuchen la canción que comienza en el minuto 15:45 del vídeo que adjunto. Es un ejemplo de vuelo lírico, de arrebato pasional... En esos momentos de gozo extremo, los quehaceres cotidianos se suspenden y la voz se acelera, se hace más libre.

"A boca tena pechada / para vendimias de sal." ("La boca la tiene cerrada / para vendimias de sal.")

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Nuestra derecha 'civilizada'

González Pons (PP): “No hay ningún español tan idiota que quiera al PSOE” (El País, 23/10/2011). Ésta es nuestra derecha civilizada. La educación brilla por su ausencia.

martes, 1 de noviembre de 2011

La intimidad

"Ya no tienes intimidad. Mejor, tu intimidad es objetiva, es el trabajo (pruebas, cartas, capítulos, sesiones) que haces. Eso es pavoroso. Ya no tienes dudas, temores, estupores existenciales. Te vas desaguando. ¿Dónde están las angustias, los gritos, los amores de los 18-30 años? Todos tus materiales fueron acumulados entonces. ¿Y después? ¿Qué haremos?"
Cesare Pavese

jueves, 27 de octubre de 2011

"Vitorio Lence": Otra semblanza de Cunqueiro

VITORIO LENCE

Como regresó de Cuba con un panamá, reloj con cadena de oro, anteojos para leer el periódico y hablando castellano, comenzaron a darle el don, don Vitorio Lence. Tendría sus cuarenta y cinco años, más de mediana estatura, el pelo arrubiado y rizo, y era muy amable conversador. Empezó a dar consejos a los vecinos enfermos, los cuales sanaban si atendían a sus instrucciones. Don Vitorio Lence aseguraba que en Santiago de Cuba había aprendido ciencia médica con un sabio negro.

—Aquí levantan la paletilla —decía—, pero en Cuba levantaban el aliento.

Don Vitorio Lence levantaba el aliento a sus vecinos enfermos, y también acertaba con las vacas y los cerdos. No cobraba nada, acudía siempre que lo llamaban, y era muy apreciado. Un día lo llamaron para que viese al sacristán de Pol, que tenía un cólico. Don Vitorio Lence le tomó el pulso y le dijo:

—Estás mal, pero yo puedo curarte, que tengo fuerza medicinal para ello, pero para pasártela, tengo que ponerme desnudo y tú también.

Don Vitorio Lence se desnudó y se puso a los pies de la cama del sacristán, haciendo con las manos pases en el aire. Terminada la sesión, recetó una infusión de flor de tojo. Al sacristán le pasó el cólico, y nunca más volvió a tener otro. El caso fue muy comentado. Hubo muchos enfermos a los que don Vitorio Lence curó desnudándose ante ellos para que de su cuerpo saliesen con facilidad las virtudes curativas. Muy respetuoso, antes de desnudarse pedía a las señoras que cerrasen los ojos. A veces explicaba que si hubiese la instalación adecuada, que podía probar que tenía en su cuerpo corriente eléctrica suficiente para encender una bombilla de cuarenta.

Una tarde de invierno lo llamaron para que fuese al pazo de Meza, que la más joven de las señoritas estaba muy mal. Un médico había dicho que era cosa de estómago y otro que tenía mal el hígado. El caso es que estaba muy mal. Era la más joven de las tres hermanas solteronas, y aún estaba de buen ver. Pasaba el día bordando, cuidando las flores y tocaba algo el piano. Don Vitorio Lence aseguró que aquel era precisamente uno de los casos en los que no tenía más remedio que desnudarse. Las tres hermanas celebraron sesión en el comedor de la casa, y decidieron que lo más importante en esta vida es la salud y que un desnudo de hombre tomado como medicina, que no suponía deshonestidad. ¡Si vivieran sus padres y lo vieran! Pero los tiempos cambiaban y las ciencias adelantaban. Don Vitorio Lence se desnudó a los pies de la cama de la señorita Delia, hizo los pases de rigor, le frotó los pies, y finalmente, dándole un beso en uno de ellos, le dijo:

—¡Ya está usted curada!

Lo que estaba era mejorada, pero de vez en cuando le venían los dolores y unos sofocos, y había que llamar de nuevo a don Vitorio Lence. Un día don Vitorio les dijo a las hermanas:

—Para una curación completa, no hay más solución que el cuerpo a cuerpo. Y como se trata de una señorita muy decente, no tengo inconveniente en sacrificarme y pasar al matrimonio.

Y como la salud es lo más importante en esta vida, doña Delia se casó con don Vitorio, y con el matrimonio curó del todo. Por pedido de su mujer, don Vitorio se retiró de la medicina de señoras, y últimamente se dedicaba al ganado, lo que no le obligaba a desnudarse.

Álvaro Cunqueiro, Las historias gallegas

Para ver el reportaje que me dedicó esta semana la 'TPA'

En el minuto 86:23 del vídeo que enlazo aquí, comienza el reportaje que me dedicó el pasado lunes la TPA (Televisión del Principado de Asturias). La práctica totalidad de los escenarios madrileños se grabaron en la librería Arrebato y en el cine Doré de la Filmoteca Nacional.

lunes, 24 de octubre de 2011

Del color del 'escónzaro'


Creo que sólo he escrito un poema en gallego, mi lengua vernácula. Aquella creación adolescente, titulada “1994”, rememora el mágico verano de tal año. Releo, tocado por la más esplendente melancolía, algunos de aquellos versos asonantados:

Case sempre era festa. E cando
confundiamos o noso sexo,
espiabamos ós escónzaros
pra amansar os nervios.

O sea: “Casi siempre era fiesta. Y cuando / confundíamos nuestro sexo, / espiábamos a los eslizones / para amansar los nervios”.

El eslizón, llamado escáncer o escónzaro en gallego, es un reptil de la familia de los lagartos. Muy similar a una pequeña serpiente, este eslizón (y hablo de la especie que uno puede ver en el norte peninsular) carece de extremidades y suele cobijarse bajo las piedras. En 1994, cuando tenía 6 añitos, me tranquilizaba observar al inofensivo animal de aspecto crudo. Es más, me regocijaba comprobar cómo ese escónzaro se desprendía fácilmente de la larga cola, sin llegar a sangrar, para escapar de los depredadores. Y así pasaba uno las horas en Robaín, en su moldeable selva, dilatando los momentos apasionantes, recreando a las niñas más tiernas, loando a los marginados seres de perfiles extraños… ¡Ojalá la dulzura de aquella etapa venciese las prisas de este siglo!

El recuerdo del escónzaro me lo trae doña Remedios de Rochiña, mi difunta bisabuela, quien olía —como la protagonista del mejor western— a café y a tarta de manzana. Pese a sus escasos estudios, esta fantástica señora luguesa medía mucho las palabras —no en vano, cultivaba la poesía—, de ahí que rematase cualquier conversación con la frase oportuna. Muchas de las agudas y repentinas réplicas de la abuela dejaban noqueados a los interlocutores más instruidos. Plena de gracia y de vitalismo, doña Remedios ponía luz en el menospreciado escónzaro cuando lo miraba con sus pequeños ojos.

—Comprei unha tela ben guapa pra un vestido.
—Si? E de que color é?
—Pois non sei dicirche…
—Eres ben ransoña, muller! A tela é clara ou moura?
—Non sei… É… do color do escónzaro.


(“He comprado una tele bien guapa para un vestido”. “¿Sí? ¿Y de qué color es?”. “Pues no sé decirte…”. “¡Eres bien roncera, mujer! ¿La tela es clara u oscura?”. “No sé… Es… del color del eslizón”.)


Este diálogo, protagonizado por dos vecinas de nuestra comarca del Eo, lo traía no pocas veces a colación, con un lenguaje melodioso y zumbón, la abuela Remedios. Y digo yo: ante la imposibilidad de describir con exactitud el color de la tela del futuro vestido, ¡de qué modo tan admirable sentenció aquella conversación la iletrada y paupérrima amiga de los escónzaros! Uno tampoco sabría definir —de entrada— el extraño tono de este reptil que no destaca ni por su fulgor ni por su lobreguez. ¿Será grisáceo, pardo o tal vez amarillento? No me digan nada científico. Yo —que, en la medida de lo posible, trato de ser fiel a la justicia poética— me dejo llevar gustosamente por el chispeante símil de la dubitativa vecina. Palabras salvíficas en tiempos sórdidos.

El despreciado escónzaro tuvo sus días de gloria en la voz de la elocuente abuela Remedios. Si uno sabe mirar, encuentra el lirismo hasta debajo de las piedras.

(La Huella Digital, 24/10/2011)

domingo, 23 de octubre de 2011

Mañana la 'TPA' me dedica un reportaje

Mañana —lunes— me podréis ver, entre las 6 y las 8 de la tarde, en la TPA (Televisión del Principado de Asturias). El reportaje se emitirá dentro del programa "Conexión Asturias". Repasaremos, en Madrid, mi incipiente carrera literaria. En la página web del medio, se puede ver la emisión en directo.

viernes, 21 de octubre de 2011

"Quesia": Un poema de Martínez Sarrión

QUESIA

Era mansa, algo necia y se aovillaba
casi reciennacida en la caja de dulces
con un retal de fieltro a guisa de colchón.
Luego exploró la casa miedo a miedo
hasta imponer su ley a las butacas.
Acabó en trapecista y más de dos estores
hubo que desechar. Su estilo dio en precioso
y el reiterado tufo de tanta deyección
sólo era condonado al recortarse, regia,
contra el cegante murallón de junio.
Entonces me miraba, lamiéndose una pata
y brotaban dos chispas cinabrio por sus ojos
con las que suponía zanjado el incidente.
Pero no pudo ser. Y nadie me lo dijo.
De modo que una tarde, al volver del trabajo,
hambriento y blasfemando como siempre,
rastreé cual apache por suelos y guaridas.
Pero no podía ser, ya me habían advertido.
Y me senté en mi silla y me perdí en lo alto
y allí, tal vez me admitan –no sin pagar el diezmo–
al limbo estornudante de los gatos.

Antonio Martínez Sarrión, Ejercicio sobre Rilke, 1989

sábado, 15 de octubre de 2011

La crítica situación de la 'RTPA'


Me pregunto qué ha hecho Álvarez Cascos en todos estos meses. Tengo, eso sí, una cosa clara: al actual presidente del Principado de Asturias (mi comunidad autónoma) no le ha faltado tiempo para deshacer. Ahí está la cancelación de transferencias a la RTPA (Radiotelevisión del Principado de Asturias) por importe de 11,3 millones de euros, lo cual provocará el cese de emisiones del ente público.

Ochocientos empleos del sector audiovisual asturiano están en peligro. Y Cascos afirma –muy tranquilo– que cierra el grifo a la RTPA para “crear empleo”. ¡Qué cinismo!

Por otra parte, huelga decir que la clausura de un medio de comunicación consolidado siempre supone la lesión (tilde más, tilde menos) de la salud democrática. Frente a la pluralidad de ideas, el autoritario gobernante termina imponiendo un dogma, una verdad absoluta… Es el miedo más primitivo, el miedo al conocimiento y al diálogo, el miedo al otro, al diferente…

jueves, 13 de octubre de 2011

'Madrigal': un poema de Octavio Paz

MADRIGAL

Más transparente
que esa gota de agua
entre los dedos de la enredadera
mi pensamiento tiende un puente
de ti misma a ti misma
Mírate
más real que el cuerpo que habitas
fija en el centro de mi frente
Naciste para vivir en una isla.

Octavio Paz

miércoles, 12 de octubre de 2011

Me entrevistan en la 'TPA'

Mañana –jueves– me entrevistan, en Madrid, los colegas de la TPA (Televisión del Principado de Asturias). El reportaje se emitirá próximamente –no sé el día exacto– en el programa vespertino "Conexión Asturias".

Una admirable demostración de verdad y de dignidad

He aquí una admirable demostración de dignidad y de verdad por parte de mi querido Martínez Sarrión. "Es lastimoso que hombres de tal valía intelectual y artística caigan en tamaños despropósitos", dice el autor de Teatro de operaciones acerca del maestro Valente, quien, enrabietado, insulta al propio Sarrión en un pequeño texto de su diario póstumo.

Puntualización de Martínez Sarrión

Por ANTONIO MARTÍNEZ SARRIÓN (El País, 04/10/2011)


Escribo a propósito de la crítica aparecida en Babelia el 1 de octubre pasado en que Benjamín Prado, con sagacidad, se ocupaba del excelente diario póstumo del poeta José Ángel Valente, recientemente publicado. Prado señala, con nombres propios, las discutibles fobias del escritor orensano en ese dietario y otros escritos en verso y prosa. Se deja fuera, precisamente, en el diario la referencia a un insulto directo, que me concierne. El pequeño texto dice así: "7 de diciembre de 1991. Retener el nombre de estas dos personas -Ramos Gascón y Martínez Sarrión- que no recuerdo haber conocido, como símbolo de la estupidez".

Mis relaciones epistolares y personales con Valente, escasas, fueron correctas, y en alguna ocasión no solo cordiales, sino confidenciales. Ocurrió que, finalizando 1991, debió caer en sus manos un libro colectivo, en dos volúmenes, España, hoy, el segundo dedicado a un sucinto chequeo de nuestra cultura, en aquellas fechas. Consentí en que, para el apartado de poesía, se utilizase como base un trabajo sobre el mismo asunto e igual extensión, que había salido, meses antes, en Una cultura portátil (editorial Temas de Hoy). El profesor Ramos Gascón, que firmaría conmigo el texto, incorporó algún nombre que yo había dejado fuera y suprimió otros. Entre ellos, la mención y un par de líneas -elogiosas- que yo dedicara a Valente. La rabieta vanidosa y pueril del eludido, sobre estar nombrado o no en un censo sin pretensión ni posibilidad de sentar doctrina, originó el infantil berrinche y la coz subsiguiente. Es lastimoso que hombres de tal valía intelectual y artística caigan en tamaños despropósitos.


Al literato Sarrión, de quien he aprendido tantas cosas, le dediqué –al igual que a mis padres– mi primer poemario, Camas de hierba. Él fue precisamente el encargado de presentar oficialmente, en Madrid, mi ópera prima.

lunes, 10 de octubre de 2011

"Before The Deluge", una canción de Jackson Browne


La versión original de "Before The Deluge".


Jackson Browne interpreta, junto a Joan Baez, el mismo tema.

Un solo minuto de lirismo


«Sin embargo, un solo minuto de lirismo, el detalle de una cara, la sorpresa de un gesto, siempre han sido y serán capaces de hacernos olvidar todo tipo de historias infelices»
(René Crevel)

viernes, 7 de octubre de 2011

'Medialuz': Un poema de César Vallejo

MEDIALUZ

He soñado una fuga. Y he soñado
tus encajes dispersos en la alcoba.
A lo largo de un muelle, alguna madre;
y sus quince años dando el seno a una hora.

He soñado una fuga. Un "para siempre"
suspirado en la escala de una proa;
he soñado una madre;
unas frescas matitas de verdura,
y el ajuar constelado de una aurora.

A lo largo de un muelle...
Y a lo largo de un cuello que se ahoga!

César Vallejo, Los heraldos negros