Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo

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jueves, 21 de febrero de 2008

Ayúdanos a soñar


Con motivo del concierto que Mikel Erentxun ofrecerá mañana en Gijón, hoy ha salido publicada en La Nueva España una crítica («Ayúdanos a soñar») que escribí sobre El corredor de la suerte -su último disco-:


Qué equivocados estaban aquellos críticos cítricos que daban por muerto a Mikel Erentxun. El ex vocalista de «Duncan Dhu», que mañana estará a las once de la noche en el Casino de Asturias (20 euros la entrada), demuestra en su último trabajo, «El corredor de la suerte» (2006), que ha absorbido las influencias de cabecera del rock americano de una forma muy saludable. La canción que abre el disco, «Cartas de amor (cuando no hay amor)» es una explosiva mezcla de guitarras acústicas y eléctricas (imposible no pensar en «The man in black») que nos exilia en hospitales de campaña para regalarnos amuletos de la suerte: «Tal vez tu ONG / se pueda
ocupar / de resucitar / a hombres que siguen vivos
». Pero la orgásmica garganta de Erentxun va mucho más allá: en la bellísima «Marcos y Nerea» relata, a lomos de Dylan, la historia de una chica vasca de familia adinerada que, por el problema del terrorismo, emigra a Madrid, donde se enamora de un obrero: «Yo quiero amar la libertad, y tú amarme en libertad...». Ya quisieran muchos Tontxus retratar, beso a verso, la triste realidad de su pueblo. Por otra parte, el violín se complementa a la perfección con la temática social del autor de «Acróbatas» (1998). Así lo demuestra «Sweet home Louisiana», un tema que denuncia, al compás del country rock, ese deporte de masas que los americanos denominan pena de muerte: «Un juez le dijo a mi padre que esa noche yo estaba allí, / y que si un hombre muere, otro hombre tiene que morir».

El principal error de «El corredor de la suerte» es obvio: en un disco doble suelen apilarse, como es el caso, demasiadas canciones prescindibles. Los invitados especiales personifican a la perfección esta idea: en el primer disco (de corte intimista) un artista de la talla de Lloyd Cole se permite el gusto de susurrar cálidas notas en «Visitantes», una precisa (y preciosa) canción hecha a su imagen y semejanza, en donde la slide guitar se confunde con la impotencia del vasco frente a este mundo tan vertiginoso. En el segundo CD (de corte eléctrico) baja, con rimas fáciles y estribillos oportunistas, el listón del álbum a un nivel insospechado. En esta ocasión el invitado especial, queridos dylanianos, es Dani Martín («El Canto del Loco»), un chaval al que mis compañeras de pupitre llaman «macarra»... Salvo la efectiva «Generación» y los siete intensos minutos de «Neil Young en el metro» («Me recuerdas a mí cuando era yo»), la mayoría de canciones prometen bastante pero evidencian unas prisas considerables. Si Erentxun hubiese fraguado la obra conceptual (cómo olvidar el bellísimo «Abrazo del erizo», 1995) que prometía al albor del primer CD de «El corredor de la suerte», probablemente habría sentado cátedra. En cualquier caso, canciones como «Marcos y Nerea» merecen un hueco en nuestra amnésica memoria histórica.

HÉCTOR ACEBO - La Nueva España, 21/02/08

2 comentarios:

Abel España Carrera dijo...

Bueno, Erentxun está bien, pero no me termina de convencer del todo a mi...

A ver si cuelgas la crítica de Lucas 15...

Abel España Carrera dijo...

Dentro de 2 semanas, nuevo disco de Van Morrison

http://www.cadenaser.com/cultura/articulo/discos-musica-musica-van-morrison/serpro/20080302csrcsrcul_1/Tes