Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo

Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo.
-Correo: acebobello@gmail.com
-Instagram: @hectoracebo
-Twitter: @HectorAcebo

viernes, 8 de junio de 2012

“El amigo de las chicas” y otros poemas



Esa tierra con luz es cielo mío.
Blas de Otero

EL AMIGO DE LAS CHICAS

De pequeño pensé en hacerme poeta
—o, en su defecto, gay— para elogiar
la ternura y los meandros de las chicas.
Para descalzarlas, para darles un beso
en la mejilla y para decirles (una a una,
entre susurros):
Que descanses. Llámame
por la noche, si te destapas: no vayas a coger frío…

Pero ellas (no sé por qué) en seguida
me vieron como a un amigo…
Y más tarde,
cuando crecimos, comprobé (para mi daño)
que a la mayoría, más que ver lo que les gustaba,
les gustaba lo que veían, fuese lo que fuese.
Como el poeta ahí no tenía cabida,
acabé escribiendo poemas en el otro sentido:
Para decirles lo que les diría
y nunca pude —ni podré— decirles.

******************

UN AMOR DE FANTASÍA

A mi madre

Tantas veces recé para convertirme
en una niña, que ahora luzco
—como ella— lunares, sortijas
y un fular azul celeste

encima de la camisa.

A veces, nos acostábamos juntos,
y lo que más me gustaba era pedirle
(cuando la madrugada arreciaba)
un vaso de leche con cacao.

Bien calentito.

No éramos novios: Yo tenía
—de puntillas— 10 años;
y ella tal vez 30, recostada.
Aida se llamaba

aquel amor de fantasía.

******************

UNA DANZA DESCONOCIDA

Se ha encendido la alcoba:
entra sin hacer ruido.
Afuera deja sus escotes
y responsabilidades. Alba,
la estudiante de Traducción en Vigo,
mujer de sexo difícil,
la que se refugia en la ducha
(¿o en sí misma?) para no caer
en nuestra ignominia,
al salir, en vez de secarse los pies,
comienza
a bailar —descalza— una danza
hasta entonces inédita
que no alcanzo a silbar,
por mucho que la interiorice,
nunca.

******************

DESAFÍO

Se quejan los críticos cítricos
porque abuso del grado superlativo.
Ellos dicen que aquel cuerpo era pequeño,
pues no saben que en la cama crecía.
No, ninguno de ellos sería capaz de llevar
—como mi abuelo— los mismos calzoncillos
de lunes a domingo.
Siempre dicen
que he de buscar, cuando termine la carrera,
una mujer que me cuide y me comprenda:
¡qué atrevimiento! Pero tan sólo
yo sé que en aquel trasero nace el Eo…
Que pasa por A Pontenova, que se detiene
en Santiso y que desemboca
en el Mar de Sus Senos, formando
la ría de Ribadeo.
Se quejan los críticos cítricos
porque abuso del grado superlativo.
Pretenden que regrese a la Edad Media:
¿sería justo decir que aquellos muslos
solamente eran claros?
Cuando las lombrices
devoren sus nalgas,
acaso entienda ese empeño.
Mientras tanto…

¡ay, mientras…

TANTO!



Los cuatro textos, extraídos de "Camas de hierba" (mi ópera prima), aparecieron en "Alétheia MuiP Revista digital". Facultad de Ciencias de la Información. Universidad Complutense de Madrid. 31 de mayo de 2012.

No hay comentarios: