Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo

Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo.
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lunes, 16 de mayo de 2016

Recordando el movimiento 15-M

Ayer se cumplió un lustro del florecimiento del 15-M. Rescato este artículo que versa sobre el citado movimiento social y que publiqué originalmente en la revista La Huella Digital (24/06/2011):

EL 15-M, UNA ESPERANZADORA MUESTRA DE DEMOCRACIA 

Un férreo control sobre los poderes financieros (bancos, corporaciones…), medidas contundentes contra la corrupción, un sistema electoral más democrático e inclusivo (listas abiertas, cómputo igualitario de los votos…), la aprobación de una ley de transparencia efectiva, urgentes reformas económicas que beneficien a toda la ciudadanía… En lugar de analizar esas demandas exigidas por el 15-M (el esperanzador movimiento masivo surgido poco antes de las últimas elecciones municipales y autonómicas), ciertos comunicadores derechistas se regodean descargando su atrabiliaria bilis sobre la gente del común. Vanos intentos de dinamitar nuestra esperanza, de dejar al astillado presente como única opción. Sin causas y sin culpables.
La madrileña Puerta del Sol, en mayo de 2011. Imagen de la agencia EFE.





Pienso, por ejemplo, en César Vidal, quien relaciona a los manifestantes del 15-M –entre quienes me incluyo– con los terroristas vascos. En un alarde de histrionismo verbal, Vidal –ese títere– afirma: “Buen número de estos jóvenes, lejos de ser, como pretenden, un movimiento ciudadano apolítico, pertenecen a los habituales grupos antisistema. (…) Las fuerzas de seguridad han alertado en varias ocasiones del peligro que presentan estos grupos, que mantienen contacto regular con Batasuna-ETA y que han recibido entrenamiento de Segi [organización juvenil perteneciente a la izquierda abertzale] en cursos de guerrilla urbana”.

Ese es el clima endémico de terror que nos recetan, a modo de panacea, ciertos medios derechistas, como 
Libertad Digital o La Razón, los cuales dan cobijo a Vidal. ¡Tanta estulticia dinamita los cánones periodísticos! Taxativamente, el 15-M es un movimiento ciudadano (asambleario, para más señas) que reivindica un futuro más digno y que apela al pacifismo. Sólo –sí, sólo– en las manifestaciones de Cataluña hubo brotes de violencia, y la organización del 15-M no tardó en desmarcarse públicamente de los autores de esos actos inadmisibles. Por ende, es un grave error intentar criminalizar a la totalidad de los ciudadanos que, haciendo gala de su civismo y de su educación, toman las calles de las principales urbes de España (y de algunas europeas). Son desencantados ciudadanos de diferentes generaciones que, en un delicado momento económico, se rebelen frente a la bajura de los políticos, quienes no ofrecen soluciones a sus problemas. Cansa recordar lo obvio: los indignados salen a la calle amparados por el artículo 21 de la Constitución (“Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa”. “En los casos de reuniones en lugares de tránsito público […] la autoridad sólo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes”). Dicho lo cual, cualquier sospecha infundada, como la de César Vidal, constituye pura gana de marear la perdiz. O, lo que es peor, insolvencia e irresponsabilidad intelectual (por llamar de algún modo a su labor).

Hoy más que nunca, para combatir esa vocinglería, esa insensibilidad, esa podredumbre moral, esa bajura, esas supercherías, esas risas a mandíbula batiente, esos puritanos fruncimientos…, se necesitan esperanzadores muestras de democracia como el 15-M. ¡Aldabonazos de alerta a las adormecidas mentes de los políticos!
Con la periodista argentina Romina Hidalgo, participando en el movimiento 15-M. Puerta del Sol, Madrid, 20 de mayo de 2011.


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