La Historia ha juzgado a todos aquellos que usaron la violencia para derribar la democracia. La Guerra Civil fue el prefacio de la II Guerra Mundial... Y el fin de los fascismos, salvo en el país de la "charanga y la pandereta, de espíritu burlón y de alma quieta", que decía Machado. Cuando murió el dictador, todos nos sacrificamos para conseguir la democracia, sin tener en cuenta el concepto "monarquía" o "república". Y es que hay que valorar, como dice Carrillo, la realidad concreta de cada momento: nadie estaba por la labor de entrar en otra guerra de la misma sangre. Soy de los que creen que cuando muera el Rey se necesita apostar por un referéndum. Y que juzgue el pueblo. Pero nunca jamás impongamos por la fuerza los ideales de media España. El mejor político no es aquel que tiene éxito entre los suyos, sino el que piensa en el bien común.
Estamos en el camino. ¡Salud y Libertad, hermanos!
P.D.: Recordemos los sabios versos de Jaime Gil de Biedma, un poeta de la Generación del 50 que tenía familiares en ambos bandos:
Media España ocupaba España entera
con la vulgaridad, con el desprecio
total de que es capaz, frente al vencido,
un intratable pueblo de cabreros.
Barcelona y Madrid eran algo humillado.
Como una casa sucia, donde la gente es vieja,
la ciudad parecía más oscura
y los Metros olían a miseria.
Con la luz de atardecer, sobresaltada y triste,
se salía a las calles de un invierno
poblado de infelices gabardinas
a la deriva bajo el viento.
Y pasaban figuras mal vestidas
de mujeres, cruzando como sombras,
solitarias mujeres adiestradas
-viudas, hijas o esposas-
en los modos peores de ganar la vida
y suplir a sus hombres. Por la noche,
las más hermosas sonreían
a los más insolentes de los vencedores.
(JAIME GIL DE BIEDMA, "Años triunfales")
1 comentario:
El pueblo debe decidir. ¡¡Viva la República!!
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