Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo

Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo.
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martes, 27 de mayo de 2008

¡Válgame Dios!



Por HÉCTOR ACEBO

“No, a la gente no gusta que / uno tenga su propia fe”. Aquellos versos de George Brassens que Paco Ibáñez popularizó en nuestro país a finales de los 70 no han perdido fuerza alguna. Sólo así se explica el rechazo del PP frente a la Ley de Libertad Religiosa que está gestándose en el Gobierno. Federico Trillo (portavoz de los conservadores –y nunca mejor dicho: son una anacronía en nuestro país–) cree que esta reforma es un pretexto para hacer una ley “contra determinadas creencias”, pues su religión “es la de la mayoría de los españoles”. Habrá que recomendarle a este hombre La lista de Schindler, de Spielberg. O la queja de Rilke: “Allí donde muere un hombre, muere la humanidad”. Esto viene a cuento porque Trillo fue el responsable, al frente del Ministerio de Defensa, de la catástrofe del Yak-42 (62 militares fallecidos tras haber contratado 42 vuelos, la mayoría en aviones prácticamente obsoletos que pertenecieron en su día a la URSS, para el transporte de las tropas españolas desplegadas en el exterior). Pero no nos desviemos del tema. Lo que esta reforma pretende no es “ir contra nadie”, como apunta De la Vega, sino dar cobijo al resto de ideas y religiones que han estado, de una manera u otra, marginadas durante tantas décadas. Independientemente de si son mayoría o minoría. ¿Acaso no merece las mismas oportunidades IU que el PSOE?

¿Cómo puede entender un no creyente (yo el primero) que el Estado financie, con fondos públicos, centros concertados de ideario religioso? ¿Es necesaria la colocación de un crucifijo en la toma de posesión del Gobierno de turno ante el Rey? ¿Qué dirán algunos exiliados, cuyos padres fueron fusilados por haber defendido con uñas la libertad, cuando escuchan el himno nacional en las procesiones de Semana Santa? ¿Acaso pidió alguna vez perdón la Iglesia por haber apoyado un régimen genocida durante casi 40 años? Sólo se es patriota (y esto no va ligado a ningún color ni a ninguna religión, por mucho que el PP y la Iglesia se empeñen en asociar la Ley de Memoria Histórica con la izquierda) cuando se recuerda, con justicia, la gran masacre de nuestra Historia reciente. ¿Por qué no se celebra el Día Internacional de la Mujer, pero sí el de la Inmaculada? ¡Cuántas madres se han quedado sin estudiar por culpa de la vomitiva educación machista que nos ha vendido la derecha! ¿Por qué la Iglesia católica dispone de tres horas y media semanales frente a los cinco minutos que concede a las confesiones minoritarias? ¿Cuánto durará el enfrentamiento entre El Bueno y El Malo? ¿Por qué no ha de pagar la Iglesia católica tributos como el IVA?

Creo que todas estas preguntas relativas a la Iglesia y al catolicisimo (cada uno es libre de creer a su manera, por mucho que le duela a Rouco Varela) ofrecen una única respuesta. En una sociedad avanzada como la nuestra, es urgente una reforma de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa (LOLR) de 1980: la separación tajante entre la Iglesia (no más trabas, por favor) y el Estado son el mejor camino para seguir extendiendo los derechos sociales. Con la implantación de la Ley de Libertad Religiosa, viviremos en un régimen laico: esto es (y tiro del diccionario de la RAE para que no haya malentendidos), “independiente de cualquier organización o confesión religiosa”. Tendrán, por ende, los musulmanes y los cristianos (claro que no olvidaremos nuestras raíces: sería un error imperdonable) las mismas oportunidades. Entretanto, Mayor Oreja nos asusta: “¿Por qué tengo yo que condenar el franquismo?”. Y la COPE (qué curioso: al final se ha terminado rompiendo el partido que tanto promocionan, no España) sigue generando odio por doquier… Tranquilos: Paco Ibáñez sigue musicando nuestros sueños: “Yo no pienso hacer ningún daño / queriendo vivir fuera del rebaño”. ¡Válgame Dios!

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