En los últimos tiempos, he recopilado (¿para qué ocultar el tedio?) algunos de los estados más groseros de contactos varios. Tras haber adecentado la ortografía, me permito el lujo de reproducirles una muestra que no tiene precio:
Si tuviera polla, vendrías a chupármela.
Vais a comerme todos el pollo.
Los ritmos son como las mujeres: o las pillas rápido y les das caña… o corres el riesgo de ser su amigo.
Hoy es noche de sexo: voy a devorarte, nena linda.
Dando por hecho que estas frases (sean elaboradas, plagiadas o citadas: poco me importa) representan el pensamiento o los “sucesivos modos de ser o estar” de sus individuos, a uno se le cae el mundo encima. Y más teniendo en cuenta que las tres primeras expresiones, terriblemente machistas, están escritas por sendas féminas. Si la igualdad consiste actualmente en dar la vuelta a la tortilla hasta caer –como los machos ibéricos– en la vulgarización más abyecta, yo me he quedado anclado en una época aparte.
Y, acaso por culpa de ese anclaje, a una gran parte de mis coetáneos les rechinan (o no entienden, ni hacen ningún esfuerzo por entender) los musculosos versos ajenos que utilizo en las redes sociales para embellecer el ancestral don del lenguaje, para huir del terrorismo cotidiano que preconizan la prensa rosa y esa pugna –nótese que no digo comunión– entre penes y vaginas llamada perreo o reggaeton:
Estamos en derrota, nunca en doma (Claudio Rodríguez).
Como el sentimiento es lo primero / quien preste atención / a la sintaxis de las cosas / nunca te besará completamente (e.e. cummings).
Contemplé tanto la belleza, / que mi visión le pertenece (Kavafis).
Tiempo en profundidad: está en jardines (Jorge Guillén).
Tengo una gran distracción animada (Pessoa).
Si me permiten la osadía, un trabajo voluntario como el mío debería merecer al menos una caricia de muchacha trigueña. Desgraciadamente, la realidad me dice que cada vez está más en desuso ese término (caricia: qué dulce suena al oído) entre el paupérrimo vocabulario de las nuevas generaciones…
Por HÉCTOR ACEBO (La Huella Digital, 7/12/09)
4 comentarios:
Buenísimo!! Muy buen repaso, me parece genial prestarle atención a estos usos del lenguaje, y a algunas cabezas de hoy… Es muy triste
Lo más preocupante no es que en el messenger se encuentren esa forma de escribir o expresarse, lo peor de todo es que esas formas se trasladan luego a otros espacios que exigen más correción, dando lugar a otros fenómenos más dignos de tu pluma larresca (de Larra, por sátiro; y creo que me estoy inventado el adjetivo)como el "haber" por "a ver" y viceversa.
Bedel: Quizás no te hayas dado cuenta (y eso que me lees a menudo), pero lo que pretendo en mis humildes artículos es que la cultura (música, cine, arte, literatura..., e incluso fútbol) sea una metáfora de la vida. Echa un vistazo a "Una sensualidad perdida" o a "La belleza extraña", y lo verás de manera más explícita.
María, gracias por... la CARICIA.
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