Falta interés en muchos de nuestros actores jóvenes. Sin entrar en la dicción, en las voces atropelladas y opacas, a veces uno tiene la sensación de que esos intérpretes están ausentes –como si hubieran concluido sus trabajos– cuando sus compañeros de reparto hablan. Y saber escuchar es tan importante como dar la réplica. ¿Quiénes relevarán algún día a Ángela Molina, a José Sacristán, a Miguel Rellán, a Tina Sainz, a Carlos Hipólito, a Emilio y a Julia Gutiérrez Caba, a Manuel Galiana…?
Rellán es uno de nuestros mejores actores, una presencia que humaniza los mitos (ahí está el alma en pena de Fiz de Cotovelo, en El bosque animado) y que contiene como nadie a los personajes excéntricos (locos, humanistas maniáticos, sacerdotes impetuosos...). En el vídeo que adjunto, falta, eso sí, una de las mejores interpretaciones del actor: el falangista de la Tata mía de Borau. El primer Goya para un intérprete.
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