Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
(LORCA)
Cuando tenía tres o cuatro años, mis padres siempre me daban las buenas noches al compás de Blancanieves o Peter Pan. Pero yo quería que se apagaran las farolas y se encendieran los grillos: así pues, justo antes de que llegase el final de la historia, me hacía el dormido para terminarla por mi cuenta: y comenzar a soñar.
Más tarde, conocí a la adolescencia y me hice su amigo, pero pronto comenzamos a odiarnos: ¡ella también se había enamorado de la "niña morena y ágil" de mis Veinte poemas de amor…!
Fue pasando el tiempo y, mientras tú te hacías un hombre, yo santificaba, con la ayuda de Delibes, a los vecinos más inocentes de San Tirso –mi pueblo natal–…
...Y ahora, por qué no decirlo, sueño más que nunca: y quizás por eso sólo siento que soy yo mismo cuando me enamoro de una tal Elizabeth... O cuando comprendo la locura de Panero y de Hölderlin.
H. A. B.
_____Imagen de San Tirso de Abres. Por Miki López.
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