Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo

Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo.
-Correo: acebobello@gmail.com
-Instagram: @hectoracebo
-Twitter: @HectorAcebo

jueves, 29 de noviembre de 2007

A propósito de Verano fatal (Limbo Starr, 2007)


HÉCTOR ACEBO BELLO

La primera de las siete canciones que forman «Verano fatal» (Limbo Starr, 2007), el actual trabajo de Nacho Vegas y Christina Rosenvinge, anuncia una altura lírica y musical de principio a fin sólo comparable, en los últimos tiempos de nuestro rock patrio, a «El hombre que casi conoció a Michi Panero», aquel temazo incluido en el último disco de estudio del cantautor gijonés («Desaparezca aquí», Limbo Starr, 2005). En efecto, «Me he perdido» nos presenta a un Nacho tan sensual como cordial, sin la afectación vocal de antaño, que se desnuda, impotente, «sin quitarse el traje» ante los dulces coros de una sirena llamada Christina. Es precisamente en el siguiente tema, «Humo», cuando la solista entra en escena para disminuir el tempo musical en aras de una logradísima atmósfera lúbrica con perlas y consonantes incluidas. La tercera pista, que da título al disco, marca la primera parada del trayecto y comienza con un riff de guitarra que promete mucho, pero que se queda en una canción bien sostenida musicalmente (muy lograda, por cierto, la distorsión de Rosenvinge), que muestra, sin embargo, las prisas de los solistas a la hora de escribirla. En ese sentido, «la mujer del tiempo», que dice Nacho al final del tema, quizá pretenda ser un guiño, pero no llega a la altura, ni por asomo, de aquella otra fémina «que anuncia el vendaval» en la belleza solitaria de la «Canción de palacio #7».

«Ayer te vi» es una balada al más puro estilo indie que nos sumerge en los años gloriosos de este género en España pero que no aporta nada nuevo. El disco, un tanto decaído a estas alturas de la tarde, parece resucitar con la curtida voz de Rosenvinge en otro tópico del rock alternativo: «No pierdes lo que das». Sin embargo, no será hasta «Que nos parta el rayo» -con el susurro principal de Vegas y, de nuevo, con unos sensuales coros de la autora de «Continental 62»- cuando sintamos que funciona la química entre los dos cantautores. Lástima que la letra se quede en una simple rima de principiante, otro acto inexplicable del asturiano. El epílogo del «Verano fatal», «No lloro por ti», en la voz de Rosenvinge, es otra canción totalmente prescindible que no aporta nada nuevo a la faena (a pesar de ese «y me importas un pimiento» que pretende romper la monotonía) de este disco que se salva por los pelos gracias al espectacular prefacio.
La interesante ficción autobiográfica con la que juegan a lo largo del disco demuestra que se han aprendido de memoria la lección de Rimbaud, pero deja en evidencia, en la praxis, una falta de reposo considerable.
_____

Publicado en La Nueva España, 29/11/2007

No hay comentarios: