El sabor de las fillogas
Sí, tu niñez ya fábula de fuentes
(JORGE GUILLÉN)
Para Antonio Dueñas
Cuando Ángel Prieto me dio el privilegio de ejercer de maestro de ceremonias de este III Encontro de portadores da tradición oral, pensé en los eucaliptos, en los tojos, en los pinos, en los helechos... Es decir, en los habitantes del frondoso bosque –o monte, como suelen decir mis gentes– de San Tirso. No hay historias de lobos ni de osos: el can de caza persigue a la raposa –así llaman al zorro– en el fallido intento de entrar en el corral. Pero la noche de San Juan es todo un universo mitológico: nunca nos atrevemos a espiar a las xanas –ninfas atrapadas en las fábulas y en las fuentes, que resucitan en esa noche mágica– porque la Santa Compaña –almas en pena– recorren las calles del pueblo cuando se va a morir algún vecino, según cuentan los viejos del lugar.
Gracias a los testimonios de nuestra cultura, es decir, a los portadores de la tradición oral, conocemos todas estas leyendas y recordamos los oficios y las formas de vida que existieron, hasta hace pocos años, en el noreste peninsular. Eso sí, cuando hablamos de tradición no debemos pensar en un retraso, sino más bien en todo lo contrario: esto es, algo cercano, puro, que forma parte de nuestra vida.
¿Acaso alguno de vosotros no reconoce este acento, los consejos de las madres, el sabor de las fillogas, o el canto de los grillos…? Gracias a la Asociación Cultural San Tirso del Eo, recordamos a menudo todos estos valores y bajamos –en justa expresión de Alberti– “al río”.
Alzo la voz, por tanto, para desempolvar el mito y recordaros que es imposible vivir el presente si no conocemos y entendemos el pasado. Seamos fieles a nuestros orígenes, no nos dejemos devorar por el dragón de la posmodernidad y exclamemos con Unamuno: “La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura”.HÉCTOR ACEBO BELLO
Madrid, 15/4/07
Venid, hablemos uno con el otro.
No ha muerto quien habla.
Venid, condenemos aquel
que con silenciarnos amenaza.
Venid al río del discurso.
Que la palabra sea nuestra nave.
Cualquier idioma nos es útil.
No ha muerto quien habla.
¡Venid! Ya tan cerca de los escollos
del silencio se requiere una cosa:
que abráis vuestros labios.
No ha muerto quien habla.(GOTTFRIED BENN)
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