-Usted, amante del cine de Peckinpah, recordará ese proyecto de hombre alternativo que, como no comulga con las ideas imperantes, intentan exterminarlo... Me autodestruyo para saber que soy yo y no todos ellos
-Sí, por supuesto. Te exterminan. En primer lugar, te deterioran psicológicamente, porque la crítica social está fabricada para eso. Lo que tienes que ser es austero en tu propio comportamiento solitario. Hay que tener valentía para perseguir y mantener la soledad.
(HÉCTOR ACEBO BELLO entrevista a MANUEL G. ESPASANDE. La Nueva España,
24/08/2007)
(ANTONIN ARTAUD)
Lo admirable es que en ningún momento David traiciona sus ideales. Incluso en una situación de autosupervivencia, es fiel a sí mismo y no tiene reparos en defender su casa, su yo, por encima de cualquier cosa. Pero no buscará el enfrentamiento con ellos, los hombres, sino que esperará a que caigan en su propia tampa y cometan el pecado de invadir un hogar. Eso sí, en el momento en que se produzca semejante atentado (desde luego, él ya lo había imaginado, pero prefiere actuar con cálculo: y espera a que cometan la esperada invasión), David será capaz de matar a costa de defender su yo.
Como siempre, Peckinpah nos sorprende indagando en las miserias y grandezas -que son menos- de la la psicología humana. En este caso, se cuela en la mente milimétrica de un matemático que necesita programarlo todo. Hasta su propia muerte. O la de los demás.
1 comentario:
hola,
El artículo en cuestión no lo he encontrado, no.
En "el mundo" han colgado sus artículos desde el 94, que ya está muy bien. Esta mañana me he pegado un hartazgo de umbralismos; es una pena que nos acordemos tanto de alguien cuando muere.
De "perros de paja" tengo mal recuerdo, el de la bestialidad, de la violencia salvaje, como "la nararanja mecánica" de Kubrick. Sí, tienen lección moral, como tú muy ben sabes extraer, pero a mí me resultan excesivas. Blandungo que es uno.
(en cambio, me encanta "muerte entre las flores" de Cohen, a pesar de su violencia; cuestión de gustos)
gracias
saludos, Eduardo.
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