Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo

Bitácora de Héctor Acebo, poeta, periodista cultural y doctor en Periodismo.
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jueves, 18 de agosto de 2011

En el 75 aniversario de la muerte de Lorca


Hace exactamente 75 años Federico García Lorca (el literato universal) murió ejecutado. Eran los albores de la Guerra Civil. Hoy huelga decir que la obra del granadino sigue viva, más viva que nunca. Su teatro es de una fuerza incomparable (¡qué sentido tenía Lorca de la muerte y de las fuerzas de la naturaleza!). Y su poesía –mezcla de diferentes niveles lingüísticos– puede definirse como la búsqueda de la palabra fulgorosa y exacta. El poema que sigue, "La casada infiel", está extraído de su Romancero gitano:

Y yo que me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.

Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

*

Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo, el cinturón con revólver.
Ella, sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.

Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.


Setenta y cinco años después, la pregunta parece obligada: ¿Por qué ejecutó el bando franquista a Lorca? Por ser abiertamente homosexual y por su cercanía ideológica al Frente Popular. Sí, por ser "rojo" y "maricón", como dirían los propios asesinos. Así de claro. Rescato un artículo que Villena (un lorquiano declarado) publicó cuando yo era un niño:

¿Rojo y maricón?

Por LUIS ANTONIO DE VILLENA (El Mundo, 23/07/98)


Parece que Cela tiene mando en plaza en nuestro mundo cultural. Como no le gusta que los gays apoyen a Lorca -«que era gay», Vicente Aleixandre me dijo una vez, «lo sabían hasta las piedras»- la exposición del Reina Sofía presenta una vez más (haciendo caso a Cela, a una parte de la familia del poeta -tan puritana- y hasta a José María Aznar, que declaró que «la poesía carece de ideología») la imagen, archisabida -y verdadera, desde luego- del Lorca poeta mágico, amigo de sus amigos, tocado por el duende, gran dramaturgo pero también un poquito populista o folclórico...

La España de siempre: el muerto enterrado y pulido. Lavado (por la moral de sacristía) y vuelto mármol de Paros. Pero no sólo la exposición evita cualquier alusión a la homosexualidad de Lorca (que estuvo en su vida y está en sus libros), sino que, incluso, silencia su asesinato. Ya que la franquista partida de defunción sólo dice: «Muerto por heridas de guerra». ¿Se llama así a un fusilamiento? Ian Gibson para escribir su definitiva y reciente -no la anterior biografía- «Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca» debió distanciarse de los familiares. Lo de rojo y maricón -que al parecer dijo Queipo de Llano y tantos iguales- aún les ofende. Pero Gibson escribe que, en Granada, tras el fusilamiento, se corría ya una cortina de silencio sobre el poeta e incluso era peligroso poseer sus libros. Lorca era un maldito. Bueno, señores, pues nada ha cambiado. Para poder hablar oficialmente de Lorca hay que vestirlo de primera comunión. Lo de rojo y maricón, ya saben, es cosa de degenerados. Y, como en algún libro de texto franquista, la «Canción del mariquita» se volverá a llamar «Canción de la mariquita», ilustrada -por si la duda- con el simpático insecto coleóptero, suborden de los trímeros. Ahí estamos. ¿Cultura del PP o cultura del Pa-pa?


¡Larga vida a don Federico García Lorca, uno de los más grandes literatos del siglo pasado!

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