Cuando Bobbie enchufó la guitarra por vez primera, siguió escribiendo, para el asombro de aquellos que le llamaban Judas, joyas tan dulces y populares como «Mr. Tambourine man».
Echamos en falta, en esta versión, los punteos de la guitarra eléctrica. Pero nos seguimos rindiendo, qué duda cabe, ante el profeta.
2 comentarios:
Y qué decir de la letra, un clásico instantáneo de la poesía contemporánea.
Desde luego. Dylan destaca por renovar la lírica de la música popular. Crea, como en este caso, dulces melodías que tarareamos todo el mundo. Pero no se detiene ahí. Siempre va un paso por delante de nosotros. Convierte en poético lo cotidiano. ¿Se puede pedir algo más al arte?
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