PATT GARRET: Es como si los tiempos hubiesen cambiado...
BILLY: Los tiempos quizás, pero yo no.
En Patt Garrett and Billy The Kid (Sam Peckinpah,), Dylan ejerce de trovador, lo cual da a la película un aire romántico: a pesar de que la sociedad nos intente convertir en máquinas, los valores más arcaicos perviven dentro de nosotros. Eso lo sabía Billy, e incluso Patt Garrett, que intenta romper su propio reflejo (memorable la escena del final) porque sabe que la muerte de Billy será también su muerte: el fin de una época en la que él no tiene cabida.
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